González atribuye a "sectores añorantes del pasado" las denuncias contra la honorabilidad de los socialistas
, Las denuncias contra la honorabilidad de los socialistas provienen de sectores "añorantes del pasado", según afirmó ayer el presidente del Gobierno, Felipe González. Este fue el único asunto que trató extensamente en los 70 minutos de su conferencia de prensa, en la que dejó flotar la ambigüedad de si se refería a sectores involucionistas, a la oposición democrática o a los medios de comunicación. González anunció la celebración de elecciones en 1990 y dedicó poco tiempo a las cuestiones más importantes, como el restablecimiento de su diálogo con Nicolás Redondo, la crisis de Gobierno o las negociaciones con ETA.
González habló el pasado miércoles con el secretario general de UGT, Nicolás Redondo, con quien se entrevistará en los próximos días, según señaló. El jefe del Gobierno añadió que tiene la voluntad de ampliar los márgenes para la política social, siempre que eso no ponga en peligro el control del déficit público y de la inflación. "Los ciudadanos lo entenderán", dijo. "Lo que no entenderían es que después de haber mejorado la situación económica volviéramos a destrozarla, y este Gobierno no será el que lo haga".También descartó cualquier posibilidad de que las elecciones legislativas coincidan con los comicios al Parlamento Europeo, el año próximo. "Eso no sería racional", entre otros motivos, por la paralización administrativa que ocasionaría la disolución de las Cortes en plena presidencia española de la Comunidad Europea, que ha de producirse en el primer semestre de 1989.
Declinó comentar la posibilidad de cambios en el Gobierno y se limitó a decir que el equipo del Banco de España, dirigido por Mariano Rubio, "ha merecido y merece" la confianza del Ejecutivo, pero no reveló si se le renovará o no el mandato.
González se acogió, a la prudencia para no hacer el más leve comentario en torno a ETA. Mostró su preocupación por el secuestro de Emiliano Revilla e invitó a "cerrar filas" para combatir "el rebrote del terrorismo en Cataluña". Asimismo, dijo que le gustaría que Herri Batasuna aceptara la democracia y se convirtiera en un interlocutor democrático, "pero hasta ahora no ha dado muestras de eso". González indicó también que no está de acuerdo con la reforma de ningún estatuto de autonomía'
El presidente del Gobierno consideró "justa" la crítica de que no viaja por España, lo cual atribuyó a su poca afición a las inauguraciones. Ni siquiera en este punto concretó si piensa variar de postura.- "Si lo hago, lo verán ustedes; y si no lo hago, pueden seguir criticándome".
También le sientan mal las críticas a sus viajes al exterior. Aunque no utilizó la palabra, González llamó franquistas -ni más ni menos- a los que consideran que dedica demasiado tiempo al extranjero. "Hay una especie de campaña para que estemos dentro de nuestras fronteras, quizá por añoranza del pasado, cuando no se salía porque todos los males venían del extranjero. Comparado con mis colegas europeos, estoy en la media baja en cuanto a salidas al exterior".
Influencias
González hizo estas aseveraciones en el contexto de una de sus respuestas a la cuestión del tráfico de influencias y las críticas que recibe el Gobierno. "Me parece injusto que se señale a unas personas sin fundamento", dijo. "Primero hay que clarificar qué se entiende por tráfico de influencias", y adelantó cuál es su definición: "Se produce cuando los responsables políticos utilizan el poder de que disponen en beneficio propio o de personas próximas por parentesco o amistad, para que las decisiones se orienten hacia esas personas".
"Cuando a alguna persona se le acusa de desviación de poder, de cohecho o de alguna manipulación para beneficiarse, hay que acusarla con pruebas", continuó. "Ése es el principio de la democracia, para que no se convierta en una simple calumnia. No se puede poner a nadie en la situación de tener que probar la negación". Llegados a este punto, el jefe del Gobierno citó un texto de Maquiavelo: "La acusación fortalece a la República; la calumnia la degrada".
Felipe González se pronunció a favor de endurecer las incompatibilidades y limitar la posibilidad de que la actividad privada posterior esté relacionada con responsabilidades públicas anteriores. Pero se negó a que comparezcan en el Parlamento altos cargos o antiguos colaboradores del Gobierno -como Julio Feo, único al que citó por su nombre- sin pruebas.
González se quejó de que alguien pueda echarle en cara lo que gana como presidente del Gobierno y recordó su condición anterior de abogado laboralista "y no de gobernador civil o de director general". Su diagnóstico es éste: se ha creado un clima de denuncia contra el Gobierno y sus colaboradores no porque haya algo serio en que apoyarse, sino porque el PSOE ha ganado dos veces las elecciones. Y eso "les duele a los que creían que el poder era el derecho natural de la clase a la que pertenecían".
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