Callejones sin salida

Mientras el grupo Esturión animaba a las personas que comenzaban a abarrotar el pabellón de deportes del Real Madrid, en el exterior las fuerzas antidisturbios y algunas personas que no habían podido adquirir entradas se enzarzaban en un violento intercambio de porrazos y lanzamiento de litronas. La aceptación del cuarteto navarro Barricada es un fenómeno a considerar. Se formaron hace ocho años y con cinco elepés en el mercado han conseguido que miles de jóvenes se identifiquen plenamente con sus textos y su música.En la última actuación en Madrid 5.000 personas dejaron en taquilla 2.500.000 pesetas, demostrando que Barricada son rentables. Su público conoce todas las canciones de principio a fin. Las canta y se identifica con unos textos que se ajustan a su realidad como anillo al dedo. Canciones que tratan de la desesperanza de una generación con un futuro difícil. El porvenir es un callejón sin salida, como titulan Barricada una de sus canciones. Es la lucha de los que no pueden luchar, a través de una música basada en un rock muy duro y enérgico.

Actualmente son el espejo de miles de jóvenes que les aceptan como algo propio. Ese es su atractivo y también su responsabilidad, porque no basta con manifestar su indudable alineación con lo marginado.

El público de Barricada, verdadero protagonista de su música y sus actuaciones, sale de sus conciertos con un mayor índice de alcohol en la sangre, el convencimiento de que todo seguirá igual por los siglos de los siglos y esperando la próxima visita de los navarros para repetir la experiencia. Se mantienen en un círculo cerrado, sin puertas que permitan vislumbrar un rayo de luz procedente del exterior. Y aunque la música no es el medio para resolver nada, cabe preguntar si es su función hacer de guardallaves de la esperanza. En esta compleja disyuntiva se mueven actualmente Barricada, uno de los grupos más interesantes y representativos del panorama musical español.