La noche del 'reggae'
El primer gran concierto de las fiestas de la Comunidad de Madrid fue un éxito artístico oscurecido por el deficiente sonido que ya se ha convertido en habitual en los conciertos del Palacio de los Deportes y que merece un comentario aparte.Aunque el reggae en recinto cerrado es como escuchar el ruido del mar en disco, Jimmy Cliff hizo olvidar los espacios abiertos con una excelente actuación. Tras Los Coyotes, que ofrecieron algunas de sus canciones entroncadas con el rock latino, con buenas ideas pero un deficiente desarrollo, había expectación por escuchar a Jimmy Cliff. El jamaicano es una de las figuras señeras del reggae y su música escapa a los calificativos porque forma parte de la vida cotidiana de un pueblo. En esta cotidianidad entronca directamente con las músicas africanas, y Cliff impulsa esta hermandad vital y cultural.
Los Coyotes, Jimmy Cliff y IU Chiristians
Palacio de Deportes de la Comunidad. Madrid, 24 de abril.
África y Jamaica participan en el sentido circular de sus músicas, en la aparente monotonía de sus ritmos, mientras las canciones occidentales parten de un concepto lineal y melódico. Los sonidos en el reggae son, como decía John Cage, "burbujas sobre la superficie del silencio", y el concepto rítmico se sustenta en la importancia de lo que se insinúa, en detrimento de lo evidente. Cliff se limita a exponer con austeridad lo inseparable a su vida y consigue la aceptación por la vía de la autenticidad.
En su actuación alcanzó momentos emocionantes, como la interpretación de la canción Many Rivers lo Cross, una de las composiciones cumbres del jamaicano, que se ganó al público con sencillez, elegancia y sin ofrecer nada extraordinario. Simplemente, su música bien hecha.
Después de la veteranía y carisma de Jimmy Cliff aparecieron The Christians, grupo británico de éxito fulgurante y estilo suave. La brillantez de producción y arreglos de su último disco es una de las razones de su éxito, pero las deficiencias del sonido impidieron apreciar estas características, y la magnífica voz en registros graves del cantante Gary Christian apenas se pudo adivinar.
The Christians practican un pop que en directo potencia su energía con clase y planteamientos sofisticados. Además de la voz principal destaca el tratamiento de los coros, que les permiten abordar dignamente alguna canción a cappella de reminiscencias gospel o recordar a los grupos vocales negros de los sesenta. Su concierto se desarrolló linealmente, sin el ritmo interno que fue capaz de conseguir Jimmy Cliff y significó una pequeña decepción, aunque por la originalidad de sus planteamientos se puede esperar de The Christians una carrera que supere la calificación de estrella fugaz.
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