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EL ENVITE DE LA 'PERESTROIKA'

Un idioma con mayor libertad de expresión

Pilar Bonet

La comunidad estoniana y la comunidad rusa son dos mundos aparte sin contacto casi entre sí en Estonia. Tras estancias de 20 y 30 años, los obreros rusos, bielorusos okkranianos, siguen sin hablar el estoniano, un idioma en el cual hay hoy día una libertad de expresión mucho mayor que en ruso. Esta libertad da cabida a declaraciones independentistas como la del artista teatral Tonu Tepandi, que exigía una "patria nacional y un Estado independiente".En estoniano se representa en el teatro dramático de Talin la obra El color de las nubes, sobre la emigración de estonianos a Suecia y Finlandia en 1944 ante el avance del Ejército Rojo, y también la obra Minek, sobre las deportaciones de campesinos estonianos a Siberia.

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Estonia, paraíso, pero menos

En estoniano se han publicado las primeras cifras sobre las deportaciones masivas de estonianos organizadas por Stalin. El profesor Laasi Evalt, que ha tenido acceso a los archivos, asegura que hubo dos grandes deportaciones masivas, una que afectó a unas 10.000 personas en 1941 y otra a 20.702 en 1949.

En estoniano, el autor de teatro Mik Mikiver hizo llorar a algunos participantes en un pleno conjunto de las siete asociaciones profesionales de intelectuales de la República con un discurso donde se declaró dispuesto a luchar hasta la muerte contra el estalinismo.

En estoniano se ha publicado también la propuesta para regular el derecho de ciudadanía de Estonia en función de una determinada permanencia en la República 3, el conocimiento de su lengua.

En estoniano se han publicado las palabras de Rein Ve¡deman, el redactor jefe de la revista literaria Raduga, según el cual, si la autogestión no puede lograrse en el marco de la URSS, "hay que utilizar el derecho constitucional de autodeterminación estatal".

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Nueva biblioteca

Igor Belistov, el responsable de economía del partido comunista, considera un "regalo" la construcción de una nueva biblioteca no prevista por los planes en la ciudad de Talin. Los estonianos, no obstante, no olvidan que en la posguerra se quema.ron miles de libros cuyo delito era haber sido publicados durante la época de la República independiente.

Muchos de los ejemplares que se salvaron son hoy accesibles en las bibliotecas de Talin que han abierto sus fondos secretos al público. Los nostálgicos pueden consultar así anuarios que Estonia publicaba en los años veinte de las listas de las representaciones diplomáticas extranjeras acreditadas ante la república de Estonia, entre ellas la de España, cuya sede estaba en la vecina Finlandia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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