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LAS GUERRAS DE ORIENTE PRÓXIMO

Una prima del emir de Kuwait le pide desde el avión que libere a los presos

El kuwaití que desde la Negada del Boeing 747 a Argel acampa con los periodistas rompe su silencio. "Mi Gobierno tiene razón. No hay que negociar con esos terroristas, aunque la vida de mi hermano esté en peligro", dice Alí Schemari, hermano de Jaled, uno de los 31 rehenes del aparato. Lleva una gabardina sobre su disdacha blanca y, por supuesto, gutra o pañuelo en la cabeza. Alí habla después de que lo hiciera por radio una de las dos primas del emir de Kuwait secuestradas. "Espero que mi familia y el Gobierno se den prisa por liberar a los prisioneros. Si no, estamos todos en peligro", dijo Anuar el Sabah.

Un islam conservador frente a un revolucionario, el pulso que desde hace más de dos sema nas enfrenta a los piratas del Boeing 747 y el Emirato de Kuivait es el mismo que el pasado verano opuso en la Meca a las autoridades saudíes y los pere grinos iraníes. La guerra entre un Teherán aislado del mundo y un Bagdad cada vez más apoyado por Estados Unidos es el gran episodio de este conflicto. La emergencia de los locos de Dios, los integristas isllárnicos, es ya el gran fenómeno político y social de la década de los ochenta.Los piratas del Boeing 747, a los que las autoridades argelinas nunca califican de terroristas, sino tan sólo de "autores del secuestro", pidieron en la primera noche del Ramadán, la del lunes al innartes, varios ejemplares del Corán. Durante la jornada solar, los siete u ocho tipos armados y sus 31 cautivos ayunan, como la inmensa mayoría ole los musulmanes desde el Atlántico al Pacífico. Por la noche, su primera comida, el iftar, consiste en la tradicional chorba argelina, una espesa sopa de legumbres.El diario kuwaití Al Gabas había anunciado por la mañana una resolución feliz "en las próximas 24 horas" del secuestro del Boeing 747, en camino de batir el récord mundial en este tipo de acciones violentas La información del Al Gabas fue recogida en el aeropuerto Huari Bumedian con notable escepticismo. Nada indicaba en apariencia que hubiera lle gado la hora del acuerdo. Ku wait no iba a liberar a los pri sioneros y se enfadaría si Argelia dejara partir impunes a los piratas.

El último de los rumores en el Huari Bumedian afirmaba que no pocos de los 17 presos de Yihad Islárnica estaban muertos. Los piratas, se decía habían pedido por eso ver con sus propios ojos en el aeropuerto a sus correligionarios, antes de suspender su acción.

Los secuestradores son integristas musulmanes y pertenecen a la rama shii del Islam, mayoritaria en Irán y Líbano y fuerte en los países árabes del golfo, incluidos Irak, Kuwait y Arabia Saudí. Se han entrenado durante largo tiempo en el manejo de aviones del tipo del Boeing 747, un aparato que, afirman los argelinos, conocen con los ojos cerrados. Uno de ellos efectuó, al parecer 17 veces en un mes, el trayecto entre Bangkok y Kuwait, durante el que el avión fue secuestrado el pasado 5 de abril.

Parece indudable que el grupo inicial de piratas fue reforzado en hombres y armamento durante la primera escala del secuestro, en el aeropuerto iraní de Mashad. Los piratas hablan árabe y deben tener nacionalidades libanesa y de algunos de los pequeños emiratos del Golfo.

La dirección del comando secuestrador está en Irán o en Líbano, el balcón mediterráneo de la revolución jomeinista. Los cerebros del secuestro mantienen contacto con los autores materiales a través de mensajes de radio codificados. Diversos servicios secretos se afánan por interceptarlos e interpretarlos.

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