Inolvidable Caballé
ENRIQUE FRANCO Dos puntos máximos de interés ofrecía la última función de la temporada operística en la Zarzuela: la reaparición de Montserrat Caballé y la resurrección de un Rossini que en España, como en otros lugares, constituía auténtico estreno. Ermione, acción trágica en dos actos, que protagonizó por vez primera en Nápoles la madrileña Isabel Colbrand, estaba archivada en la ópera de París y en la Fundación Rossini de Pésaro y la primera edición (canto y piano) la imprimió Ricordi en 1858.
El año 1819, en el que se estrena sin éxito Ermione, está dominado por obras de Herold, Spontini, Spohs, Meyerbeer y Rossini. Ya es sintomático que España, tan fervorosamente rossinista, no la acogiera, aun cuando existe una explicación: el compositor, desengañado por el fracaso napolitano, utilizó algunos fragmentos-de la obra en otras varias.
Ermione Teatro Lírico Nacional
Ermione, de Andrea Leone Tottola y Rossini. Música: Rossini. Intérpretes: M. Caballé, M. Zimmermann, Ch. Merrit, D. González, U. Levit, J. Lavender, B. Senator, F. Roig, J. Ruiz y T. Goya. Dirección escénica, escenarios y figurines: H. de Ana. Dirección musical: A. Zedda. Coreografía: A. Taraborelli. Orquesta sinfónica y coro titular del teatro de la Zarzuela. Madrid, 15 de abril.
Las dificultades vocales que acumula Ermione en sus pape les protagonistas, todos ello practicantes de la coloratura Liarán dificil la vida de esta obra, original, con una orquesta que a veces se aproxima a Shubert (Fabio Bisogni escribió un muy interesante estudio sobre el austríaco y el italiano), en otras ocasiones practica el estilo dramático y en no pocas discurre por los típicos fueros rossinianos enraizados en el estilo bufo.
El placer de conocer
Todo lo cual no priva a Ermione de significar uno de tantos esfuerzos realizados por Rossnilí a fin de renovar las formas mélodicas, armónicas y orquesta les para enriquecerlas y colorearlas, incluso para tocar los valores instrumentales y los vocales, como ya estudiara Radiciotti en su importante libro sobre Rossini en 1929.
Conocer Ermione es importante y placentero. Más todavía si la producción alcanza la excelente categoría de la presentada por la Zarzuela, con magnífica dirección escénica, soberbios escenarios corpóreos y figurines de Hugo de Ana, en tanto la parte musical corrió a cargo de Alberto Zedda, un auténtico especialista en Rossini Montserrat Caballé estuvo, una vez más, inolvidable, por belleza de voz, sentimiento expresivo, y teatral, clarividente inteligencia y prodigio técnico. Fue una Ermione magistral. De todo punto elogiable la Andrómaca de Margarita Zimmermann, el Pirro de Chris Merritt y el Oreste de Dalmacio González Con un cuarteto así, Ennione arribó a buen puerto, se ganó la admiración y el aplauso de todos, sin olvidar la labor de los coros y orquesta. Se trata de un espectáculo que no debe perderse quien se interese por la ópera, la música o, simplemente, por la cultura.
Babelia
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