Una baza de póquer iraní
No parece una coincidencia que el secuestro del avión kuwaití se haya producido cuando se creía que las negociaciones para la liberación de los rehenes franceses retenidos en Líbano desde hace tres años se encontraban en su fase final. Observadores políticos de la región consideran que se trata de una maniobra bien calculada, detrás de la cual no dudan en señalar la mano de Irán.Los escasos periodistas franceses destacados en Líbano llevan una semana en tensión y se han quedado más de una noche sin dormir a a espera e a puesta en libertad de sus compatriotas. Las ¡das y venidas a la zona del ex agente secreto francés Jean Loluis Marchiani, alias Alexandre Stefani, habían suscitado la ilusión de ver de nuevo a los tres franceses secuestrados. Ahora, todo el proceso se ve como una jugada de Yihad Islámica para hacerse con más bazas de cara a ganar la partida.
Pero los terroristas tienen sentado enfrente a un duro contrincante. "Hay que partir de la idea de que el avión se ha estrellado en el mar y que estamos intentando encontrar a los supervivientes", ha manifestado el emir de Kuwait, jeque Yaber al Ahmad al Sabah, según fuentes de su entorno citadas por la agencia France Presse.
El príncipe, que tiene tres familiares lejanos entre los pasajeros mantenidos como rehenes a bordo del aparato, declaró desde un principio que la presencia de esas personalidades en manos de los piratas del aire no le haría cambiar de opinión. "Para mí, no hay distinción entre un ciudadano y otro. Todos los ciudadanos son iguales". Esta frase, puesta en boca del emir, da una idea de su firmeza frente a los terroristas, que ya en 25 de mayo de 1985 intentaron amedrentarle mediante un atentado fallido.
Con esta nueva vinculación de los rehenes franceses y norteamericanos de Líbano al asunto de los encarcelados en Kuwait, los integristas shiíes podrían pretender que el Gobierno de París, con las cartas de la liberación a punto de completar escalera de color, presionara ante las autoridades del emirato.
A Kuwait le toca de nuevo pedir cartas, y la jugada se presenta dificil, a menos que el emir tenga guardado un comodin en los fondillos de la chilaba.
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