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Richard Deacon establece un diálogo continuo entre las esculturas y sus títulos

El artista británico presenta sus últimos trabajos en Madrid

Richard Deacon es uno de los representantes de la llamada nueva escultura británica, aunque el camino creativo que él sigue tenga características que lo distingan de los demás. Sus esculturas atraen por su forma, por el tratamiento de los materiales, por los que les da. Su interés por la percepción, por la idea y por el lenguaje se traducen en el establecimiento de un diálogo continuo entre las esculturas y sus títulos. La exposición de Richard Deacon se inagura hoy en la Fundación Caja de Pensiones e incluye obras de los tres años.

Durante los ocho años que pasó por las escuelas de arte inglesas Richard Deacon (1949) mantuvo una estrecha relación con manifestaciones del conceptualismo y el minimal. Abandonó sus performances, una forma de expresión artística básicamente no-objetual, cuando descubrió que sólo le interesaba expresarse realmente a través de la escultura.La perfecta articulación de un mensaje parece encontrarse para el escultor galés en el cuidadoso balance del cuerpo de la escultura y el nombre que él le da. La síntesis de su experiencia y de su preocupación por el lenguaje.

"Hacer títulos es como nombrar las cosas", dice. "Por lo general, el título viene después de la obra y depende de las ideas e intenciones que se tengan sobre la escultura. Para mí, el lenguaje tiene un lugar importante en mi trabajo, y una manera de llamar la atención sobre ello es a través de los títulos. Algunos trabajos tienen títulos que son como un cliché. En esta exposición, por ejemplo, está como pez fuera del agua, que es un cliché. Aunque cada una de las palabras tenga un significado, el sentido de la frase es distinto de ellas, de modo que si llamo a la escultura con este nombre aludes simultáneamente a ciertas semejanzas formales de la obra con lo que podría ser el lomo o el esqueleto de un pez, y a la vez el sentido del cliché e s el de algo fuera de su sitio, de su ambiente".

"Obtienes una relación de un bloque de palabras con un sentido especial del lenguaje y una relación de ellas con la escultura, que tiene a su vez un significado propio. Esta relación apunta a una forma distinta de núrar la obra, se establece un diálogo entre la obra y su título. Cuando te acercas a la escultura esta corriente termina por convertirse en una provocación", asegura.

"Ésa es una forma en la que uso los títulos; otra manera es la de nombrar un aspecto no muy evidente en la escultura para hacerlo más obvio, más fuerte. Supongo que un título como Feast for the eyes (Regalo para los ojos) tiene algo de esto, porque la noción de un ojo en relación con esta obra no es particularmente obvia. Una tercera manera de utilizar los nombres es para agrupar series de trabajos".

Arte para otros -el título de una de las series- es un rótulo que asume una posición, pero ¿quiénes son esos otros? "Eso empezó muy sencillamente. Yo quería hacer un trabajo que pudiese funcionar en espacios fuera de las galerías. Quería hacer esculturas como alguien que desea escribir cartas. Que tuvieran algo de íntimo, como lo tienen las cartas, y dirigido a alguien concreto, un destinatario identificado. Pero lo interesante es que mucha gente me pregunta: si esto es arte para otra gente, ¿el resto de tu obra no es para otra gente?, o cuando lo miras tú nunca eres la otra gente; por tanto, la obra siempre está distanciada del espectador. Pienso que el título alude precisamente a esta ambiguedad sobre el destinatario".

'El dorso de mi mano'

"Algo parecido", continúa, "sucede con los trabajos titulados El dorso de mi mano [la otra serie]. Esto también tuvo desde un principio una intención muy clara. Noté en determinado momento que, estaba utilizando el plano y quería extraerlo y trabajar la superficie. Quería encontrar formas que fueran muy familiares pero a la vez independientes. Esto parte de una anécdota de mi niñez. De pequeño solía tener siempre una caja con un equipo de supervivencia para el caso de que tuviera que irme de casa. En ella guardaba un pedazo de cuerda, cerillas, dinero, una navaja y un mapa, un mapa dibujado por mí. Estaba pensando en eso y en la idea de que un mapa sólo es útil si vas a algún lugar".Para Deacon hay dos clases de mapas: unos que continúan a través de varias ho as de papel, mapas parciales que te dan la idea del lugar en el que estás, y aquellos que muestran la totalidad de una zona, como una isla. "Creo que lo que quería hacer precisamente son formas cerradas. Lo que sucede es que la idea de esa forma contiene el germen de su propia separación, su otredad, y además su interior es desconocido. Lo que hace interesante el trabajo es pensar qué se puede poner en ese interior que tenga sentido".

"La superficie opera en dos sentidos. En la pieza número 6 de El dorso de la mano, las superficies son como la piel con incisiones o cortes en ella. La número 1 es más como un paisaje visto a distancia, como un agujero o como un espejo. El dorso de la mano es también un cliché: si conoces un lugar como el dorso de tu mano no puedes perderte".

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