"He vuelto a escuchar ópera"

Carreras ha vuelto a la normalidad, si no exactamente a la suya sí a la de la muchos seres humanos. Aunque depende de las periódicas transfusiones de plaquetas a las que se somete en el hospital Clínico de Barcelona, dedica el resto de su tiempo a hacer gimnasia, pasear y charlar. Asegura que aún no se siente tentado por la lectura actividad que ha abandonado durante los pasados ocho meses pero que confía en recuperar de un momento a otro. En cambio, sí que ha vuelto a escuchar música.P. ¿Qué tipo de música?

R. Fundamentalmente co sas que ya conocía, pero qu hacía tiempo que no escuchaba. Rachinaninov, por ejemplo: susegundo concierto par

piano, superconocido pero no por ello menos bonito. Y también sinfonías de Brahms y Beethoven. Ahora he vueltotambién a la ópera. Hasta ahora no había escuchado nada porque me daba miedo.

P. ¿Es usted de los que se ponen sus propias versiones?

R. Las mías y las de otros. Sí, soy consumidor de grabaciones operísticas. Con motivo de su reposición en el Liceo, he vuelto a escuchar por ejemplo Fedora, que grabé hace tres años. Y me he dado cuenta de que hasta ahora había escuchado esta obra de forma muy superficial, tan sólo el aria Amor ti vieta y el dúo con la soprano. He vuelto también sobre La forza del destino que hice con Sinopoli. Recientemente he recibido una cinta de mi última grabación, Manon Lescaut, con Kiri Te Kanawa, dirigida por Riccardo Chailly.

P. Ha citado Fedora, la ópera que se representaba en el Liceo cuando usted decidió volver . a saludar al público barcelonés la noche del pasado 4 de marzo. Esa sí que debió ser una impresión fuerte.

R. En realidad no lo decidí yo. Me limité tan sólo a ir a ver el segundo acto de la ópera, cosa que tiene su explicación: durante el primer acto el tenor no sale por lo que no me interesaba demasiado. Tenía interés especial en agradecer a Plácido Domingo su viaje desde Los Ángeles a Seattle para venirme a saludar. Fue un detalle de esos que no olvidaré. Quería también ver a Renata Scotto y a Viceng Sardinero, viejos amigos... Pensé que era una buena ocasión para ver el Liceo y respirar un poco el polvo de su escenario para llevarlo dentro durante una temporada. Al final del segundo acto bajé con la única intención de saludar a todos estos compañeros, y la salida al escenario fue inevitable. En mis 17 años de carrera no creo haber vivido un momento más emotivo.