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Tribuna:CUENTOS PARA LA NOCHE
Tribuna
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Antes de dormir

Gardella escribe y crea para sus amigos pequeños-libros-objeto en ejemplar único. Uno de ellos me ha parecido tan hermoso que quiero darlo a conocer (íntegramente) a todos. Naturalmente, me veo obligado a reproducir los distintos cuentecitos todos seguidos; en el original flotan en un espacio en blanco, así que cuando han terminado no queda la menor duda de que han terminado de verdad. Se trata de cuentos concebidos para leerlos por la noche, justo antes de dormirse. Para evitar que el cansancio nos venza y la cabeza se caiga antes de llegar al final, tienen la longitud adecuada: antes de que llegue el sueño, el lector sabe cómo acaba. Los publico porque sospecho que estos cuentos tienen la medida ideal también para quien los lea durante el día.

Senderos ignorados. Paseando por el camino de Occhen notó que a la derecha había un sendero.

Casa de campo. Un primo mío lejano tenía una casa en el campo, un día fui a verle, hizo una mañana espléndida, no llovió ni una gota.

Horizontes lejanos. Anduvo incansablemente durante siete años, pero el horizonte aún estaba lejano.

Niní y el gato. Niní tenía un gato.

Cuando se ama. "Te amo", dijo él. "Te amo", dijo ella. Ambos se amaban.

Primaveras olvidadas. Al llegar el verano, a menudo la primavera se acaba.

La larga espera. Era un invierno muy rígido, Margarete Trull esperó el tren durante cuatro horas y 15 minutos.

Las aventuras de Brix. Brix tenía siempre un montón de aventuras. En cuanto daba un paso, en seguida le pasaba algo.

Los siete piratas. Era una época en que abundaban los piratas.

Amara¡, el invencible. Amara¡ nunca perdía.

La otra cara del espejo. El hombre del espejo no era él. Lo golpeó violentamente con el puño y se notó la cara toda dolida.

El joven R. Pasé una infancia infeliz, papá había muerto y mamá no me quería.

Las noches de Ankara. Jugué a los bolos toda la noche con un viejo turco; afortunadamente, yo también era turco.

El último rey. El viejo rey estaba muy cansado; hizo bien en irse a la cama.

La noche más larga. Las estrellas aparecían una a una; tardaron toda la noche y parte de la mañana.

La máquina del tiempo. "¿De verdad puede usted hacerme retroceder en el tiempo?". "Ciertamente". "¿Podría retroceder 15 segundos?". "¿De verdad puede usted hacerme retroceder en el tiempo?". "Ciertamente". "¿Podría retroceder 15 segundos?".

Jungla misteriosa. Vago por la jungla más intrincada durante meses y meses, pero no encuentro siquiera una ciudad perdida.

Reliquias del pasado. Estaba intentando limpiar un armario que perteneció a la abuela, cuando se hirió en un dedo.

Tiempo

Melancolía. Algunos días tristes y lluviosos el tiempo transcurría muy lentamente, a veces cinco minutos empleaban toda una hora en pasar.

La canción de Jasmine. Jasmine tenía siempre una canción en la mente, aunque había olvidado la melodía y no se acordaba ni de una sola palabra.

Mirada en la oscuridad. Un hombre miraba fijamente en la oscuridad, pero ella no podía verle, ni él tampoco.

Monstruos 1. Era feo, pero feo, verdaderamente feo, feo.

Monstruos 2. Los ojos húmedos miraban hacia el suelo, los espesos pelos de las cejas cubrían las amarillentas y líquidas pupilas. Avanzaba como tambaleándose y un apéndice posterior se agitaba frenéticamente. Era de color indefinido, se cubría sólo con algo que parecía un sencillo adorno alrededor del cuello. Quedé inmóvil y contuve la respiración, pero él se acercaba inexorablemente. Lo más terrible era que entre sus húmedas fauces llevaba un periódico.

Monstruos 3. "Se acabó, contigo he terminado, eres un monstruo". Cerró de un golpe la puerta tras de sí y oyó sus pasos escaleras abajo. No había movido un músculo para detenerla, y así quedé sentado, lamiéndome cansinamente el globo de los ojos.

Traducción: Pilar Puente.

Babelia

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