Una decepción soportable
Se esperaba a Benno Besson en el festival. Formaba, con Ronconi y con Liubimov, el trío de grandes directores venidos a España. Se le seguirá esperando: la obra Teatro de Verdor, de Elie Bourquin, es un espectáculo menor, con unas sorpresas infantiles. El lenguaje en que está escrito es flexible: demuestra que el idioma francés no está anquilosado como el nuestro. Pero por ese lenguaje circulan los tópicos de nuestro tiempo; la dificultad de la vida, el traspaso de identidades y todo lo demás. Los trágicos personajes del Huis-clos, de Sartre, se han convertido en tres saltarines vacíos y tiernos que se enredan sin mayores resultados.Aquella idea. del infierno es ahora más bien un purgatorio, aderezado por la ironía, pero que apenas pasa de la imaginería del cuento, no enteramente para adultos. El arquetipo del hombrecillo infantiloide, el del guardabosques viril y a veces desesperado, el de la mujer-mujer que puede ser amante y madre, su psicodrama final en el que cada uno juega a ser él mismo y cada uno de los otros, no levanta el vuelo. Mentalmente, se quiere decir, porque los; actores sí lo hacen, elevados por los aires en una escena que contiene agilidad técnica y oficio actoral. El escenario es misterioso: el claro del bosque, hacia el cielo, simboliza algo de lo que siempre se simboliza. Las luces están bien utilizadas y Besson demuestra que tiene oficio, aunque no, en este caso, que además tiene talento creador. La excusa que da es que ha querido seguir fielmente el texto de Bourquin. Quizá eso sea una prueba oculta de un verdadero talento de director. En cuanto a los actores, tienen el gran oficio de su parte; Coline Serreau, de quien aquí se ha visto su filme Tres solteros y un biberón, hace la dama errante y mutante; el francés Sami Frey es el duro doliente, y el joven suizo, el muchacho perdido en el bosque en busca de no sabe qué. Quizá personas más perspicaces que: yo encuentren ideas más importantes: es una de las posibilidades que da el teatro hermético o la obra abierta -si se acepta la contradicción- a la ya antigua usanza.
Teatro de Verdor
De Elie Bourquin. Intérpretes: Giles Privat, Coline Serreau, Sami Frey. Escenografía y vestuario de Jean-Marc Stehle; iluminación de Michel Duverger. Director: Benno Besson. Compañía de la Comedia de Ginebra. VIII Festival de Teatro. Teatro de la Comedia. Madrid, 11 de marzo.
El público lanzó sus risotadas de costumbre y, como de costumbre también, las fue apagando, aunque apreció, sinceramente el trabajo actoral. El director, Besson, no salió a saludar. En otros países hay que rogarle que salga; aquí ellos, sus colaboradores, el autor y quienes pasan cerca, forman una masa que ocupa el escenario a la menor señal de plácemes.
Babelia
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