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LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

El voto hispano, clave en el 'supermartes'

Francisco G. Basterra

"Mano en mano, juntos vamos a ganar" aseguraba, en un español aceptable, Michael Dukakis ante los cubanos anticastristas de Miami o los hispanos de Tejas. En las audiencias había carteles de "viva Mike". El gobernador de Massachusetts, un liberal de Boston educado en Harvard, podía ganar ayer en Tejas -el Estado más importante de la superprimaria - gracias al voto mexicanoamericano.

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2.110 delegados en juego

El previsto triunfo de George Bush en Florida, el segundo Estado en número de delegados del supeormartes, en el que se votaba en 20 Estados, dependía, en gran medida, ole los cubanos de Miami. Por primera vez en la historia de este país, la minoría hispana -afirman sus portavoces- podía ser un factor decisivo para elegir, en, noviembre, al 412 presidente de Estados Unidos.Los asistentes a los mítines de Dukakis han visto sus anuncios en televisión en Tejas -fundamentalmente en el sur del Estado, en la frontera con México-, pero también en Miami, en los que prometía, en español, "una oportunidad económica para cada ciudadano". Era tanta la insistencia de Dukakis en el voto hispano que su rival demócrata, Richard Gephardt, le preguntó en un debate televisado: "Mike, ¿quieres ser presidente de Estados Unidos o de México?".

Todos los candidatos cortejan el voto de esta minoría, pero sólo el vicepresidente, George Bush, entre los republicanos, y Dukakis, entre los demócratas, iban a conseguir su apoyo en Florida y Tejas. Bush esperaba arrastrar la mayoría del voto cubano en el sur de Florida -políticamente anticomunista visceral-, representado por los cientos de miles de cubanos que aún alimentan la esperanza de regresar a una Habana liberada de Fidel Castro.

Su hijo Jeb, casado con una cubana, es el secretario de Comercio de este Estado y presidente del Partido Republicano en el condado de Dale, en el que los cubanos dominan la vida económica y política. El gobernador de Florida, Bob Martínez, un hijo de españoles, también está con Bush.

Aquí, donde la causa anticastrista sigue soñando con una invasión de Cuba, los problemas del vicepresidente con el Irangate se convirtieron en una ayuda. Bush es un valor seguro en Miami. Su principal rival, el senador Robert Dole, trató el domingo de rascar alguno de estos votos acudiendo con su ultima adquisición política, Jeane Kirkpatrick, al corazón cubano de esta capital del Caribe.

Kirkpatrick, ex embajadora norteamericana en las Naciones Unidas, fue presentada como "una de las personas más anticomunistas del mundo". Habló en español a un auditorio de 150 fanáticos, a los que trató de convencer de que Dole sería el presidente "fuerte" que necesitan en Washington.

El senador por Kansas, calentado por una tacita del fuerte café cubano local, afirmó que Estados Unidos debiera "dar 30 días de plazo al general Noriega para que abandone Panamá".

Campaña para una minoría

Pero de todos los aspirantes a la Casa Blanca, es el hijo de inmigrantes griegos Michael Dukakis quien más en serio se tomó al voto hispano, con una campaña organizada específicamente de cara a esta minoría en los Estados del Sur y del Oeste. En California, los hispanos sumaron el 15% del voto demócrata en las presidenciales de 1984. En Tejas, uno de cada cuatro votantes que debía acudir ayer a las urnas pertenecerá a esta minoría, que en el año 2000 puede convertirse en la primera de EE UU, después de los negros.Dukakis prometía a estos hispanos de Tejas, hundidos en la miseria (una tercera parte está por debajo de la línea de la pobreza), que creará puestos de trabajo y repetirá en este Estado, hoy en crisis por la caída del precio del petróleo, el milagro de crecimiento económico que ha protagonizado en Massachusetts.

Pero en Florida, su mensaje liberal en política internacional prometiendo detener el intervencionismo exterior de Reagan y una política de respeto al derecho internacional, causaron problemas a Dukakis entre la ultraderechista pero muy poderosa comunidad cubana.

A pesar de ello, también lo intentó, aunque su principal esfuerzo se dirigió a los jubilados judíos de la gerontocracia de Miami Beach que, huidos de los Estados industriales del Norte, esperan una muerte dulce paseando y jugando al bingo a una temperatura media que nunca baja de 20 grados.

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