Un histrión
Eduardo Pavlovsky es médico psicoanalista en Buenos Aires y autor de varios libros científicos, uno de ellos muy notable sobre el psicodrama. En su clínica habrá visto muchos casos como el que presenta en su monólogo; pero una cosa es la vida y otra el teatro. Porque Pavlovsky tiene una gran vocación teatral, felizmente fecunda. En su exilio de España se le vio alguna obra importante, como Camaralenta. Es autor, director de escena, actor.De todo ello surge este monólogo que interpreta él mismo y que presenta un caso de los muchos que ha sufrido su país. Tiene la virtud -de psicoanalistade enfocar el tema desde el punto de vista del represor, o de un represor moderado: el médico que al certificar la defunción de una pareja asesinada se queda con la niña, la adopta y viven su mujer y él con ella como si fuera su hija La restitución del orden le arrebata la niña secuestrada y no puede resistirlo: va a lo que llamamos la locura. Después de, unos primeros minutos cuajados de humor, de costumbres familiares, entra el monologuista de lleno en la tragedia y no ahorra ni uno solo de los efectos del histrionismo: desde el aullido a la sangre que le brota de la frente desde la imposibilidad de continuar su discurso cortado de re peticiones y de frases repetidas hasta el desgarramiento en el relato. Posible en la realidad clínica, en el teatro tiene un corte de histrionismo exagerado, que nos recuerda el de grandes especialistas ya desaparecidos -Santacana, por ejemplo-. La dirección de escena acumula esta sensación de lo espectacular con movimientos de sillas, luces, sonidos: nada sin su efecto.Efectivamente, ninguno de esos efectos se pierde. El público, que ríe al principio, se queda tenso y silencioso, afectado, después; y prorrumpe en estentóreos bravos al final. Otros hubiésemos preferido otra forma de relato que atendiera menos a la superficie que al fondo de la cuestión.
Potestad
De Eduardo Pavlovsky, interpretada por él mismo. Dirección de escena de Norman Brinsky. VIII Festival de Teatro de Madrid. Sala Mirador. 7 de marzo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
La crisis humanitaria que la paz total no pudo parar: los ataques y desplazamientos vuelven al Catatumbo
Trump justifica su ataque a Nigeria por la masacre de cristianos, pero las víctimas del yihadismo son de todas las confesiones
Nvidia supera los 140.000 millones de dólares en inversiones y acuerdos con ‘start-ups’ en 2025
Eurobonos gracias a ley de la gravedad
Lo más visto
- Acuerdo en Villamanín por el Gordo sin repartir: la comisión de fiestas cede más de dos millones por la paz del pueblo
- Maisa Hens, cantante: “Gracias al anuncio de El Almendro no tuve que volver a hacer un ‘casting”
- Junqueras avisa de que la recaudación del IRPF es “imprescindible” para negociar los presupuestos de Sánchez e Illa
- Timothy Morton, activista: “Estados Unidos es un gigantesco campo de concentración”
- La obsesión de Trump por poner su nombre a todo carece de precedentes en Estados Unidos




























































