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Crítica:'JAZZ'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De Granada al 'minimal'

Con Un toro suelto en Nueva York el compositor Ramón Ferran parece haber dado un paso adelante en lo que podría ser una nueva música popular culta. Crónica musical del viaje y estancia de García Lorca en Nueva York, en Un toro suelto... se funden diversos universos musicales, del flamenco a los tambores africanos del río Hudson, del jazz al minimalismo y a la serenidad de la composición clásica.La obra resulta coherente y la técnica de yuxtaposición de elementos y del collage es utilizada con tino. Hay un expreso sentido de la medida en cada uno de sus tránsitos y tal vez sólo choque a veces un excesivo descriptivismo.

El viaje y Un toro suelto... parten de Granada -el inicio de la obra será, pues, música española- y al arribar a puerto oímos sirenas y gaviotas. Para mayor ilustración, el cuadro de diapositivas nos da ocho tornas de la estatua de la Libertad.

Un toro suelto en Nueva York

Composición de Ramón Ferran.Ramón Ferran y Camera. VIII Festival de Teatro de Madrid. Teatro Albéniz. Madrid, 5 y 6 de marzo.

Presentada como obra multimedia, es difícil estar seguro de que los elementos añadidos -un actor Lorca que pasea, una luna que también pasea, diapositivas que se fijan durante 10 minutos- enriquezcan un proyecto musical que sí parece maduro. En la ejecución de Un toro suelto... se funde un campo sonoro pregrabado por ordenador con la intervención en directo de Ramón Ferran, al piano y en la percusión, y el quinteto Camera. En las dos jornadas de estreno se resolvió con precisión este planteamiento.

Atmósferas

La voz de Mercedes Doreste parece ideada para el tono de la composición de Ferran y, los cuatro instrumentistas de Camera consiguen prestar cuerpo a una partitura en la que se suceden las atmósferas. Pos su parte, el violonchelista Andrés Ruiz llama a la intimidad en los dúos con Ferran y Antonio Sauco, teclados, Antonio Moltó, saxos, y José Luis Álvarez, guitarras y percusión, cumplen con eficacia la tarea encomendada.Lo que tal vez suceda, dado el planteamiento de la obra, es que algunas veces resultan magníficos, pero en otras no son suficientes para levantar cuanto la composición encierra. Son momentos en los que esperamos un batería, un contrabajo o un coro de voces.

Una obra ambiciosa y ya lograda en su presentación, en la que una posible nueva música española se desenvuelve en terrenos que hoy pisan Philip Glass o Wim Mertens. En la seriedad de su planteamiento está también su fácil asimilación.

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