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Santiago Calatrava diseña para restituir un sentido cultural a objetos funcionales

Tomàs Delclós

El ingeniero, escultor y arquitecto Santiago Calatrava ha presentado en Barcelona el diseño de una mesa (Helecho) que editará Akaba. Calatrava, residente en Suiza, no pudo asistir a la inauguración de la muestra de sus diseños en Vinçon y Txema García, el editor de la citada mesa, hizo de maestro de ceremonias. Calatrava explicó a este diario que tanto la mesa como una tumbona, incorporada posteriormente, responden a su poética personal ante el diseño: culturizar objetos que han perdido su dimensión simbólica en beneficio del simple uso.

Calatrava no se ha prodigado como creador de objetos pensados independientemente de un determinado proyecto más global. Algunas de las piezas mostradas en Vinçon proceden del teatro-cabaré de Basilea (Suiza) donde Calatrava hizo un trabajo de rehabilitación del recinto.Calatrava explicó que sus diseños jamás tienen un objetivo únicamente funcional. "No ambiciono que se reproduzcan a gran escala. Cuando me planteo un objeto trato de resolver la dialéctica planteada entre la intención estética y el destino utilitario. La solución nunca es equidistante sino que uno de los dos aspectos tiene ventaja".

En la exposición, por ejemplo, figura un frutero que puede descomponerse y el soporte es una lengua, una pequeña broma que introduce el juego en la manipulación del objeto, "una visión surrealista, ajena al estricto servicio que debe satisfacer un frutero". Calatrava comenta que, en general, diseña objetos cuya manipulación tenga un origen cultural. "Diseñar una silla presenta enormes dificultades porque sentarse en ella no es un acto natural, hay culturas sin sillas, y cuando diseñas debes volver a culturalizar el objeto, un aspecto nuclear del mismo que la depuración funcional ha conseguido hacer olvidar".

Calatrava trabaja actualmente en los aspectos arquitectónicos del Sincroton europeo (una investigación sobre radiaciones, en Grenoble), en sendos puentes para Sevilla y París y en unas galerías en Toronto (Canadá).

Txema García destaca la lejanía del Calatrava diseñador de las propuestas estrictamente funcionalistas "y en este sentido se aviene claramente con la línea de nuestro catálogo". García considera que el mercado -forzosamente restringido- de este tipo de productos va destinado a una élite de conocedores pero "no se trata mayoritariamente de esnobs, aunque pueda haberlos. El comprador es una persona que busca algo distinto y el hecho de que no sólo sea su adquiriente sino, asimismo, usuario, fuerza a una dialéctica privada con el objeto que aleja de la compra meramente especulativa o de ostentación que pueda darse en el terreno de las artes plásticas".

García matiza la visión optimista del boom del diseño en España y subraya la carencia de un potencial industrial que respalde la tarea individual de los diseñadores e imponga internacionalmente una imagen de marca genérica (lo que requiere un fuerte operativo) al margen de los méritos de cada propuesta singular.

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