Burros y animales

Uno asiste aturdido a la increíble polémica que desde hace unos años se ha desatado en torno a la tortura y muerte a que se somete a un burro en las fiestas del Pero Palo.Duele que ecologistas (muchos de ellos de laboratorio y base de datos, de anorak y cámara fotográfica) acusen de barbarie y salvajismo a unos hombres que duermen junto a sus animales en la cuadra esperando el parto de una vaca o acompañando a un burro o un mulo enfermo, que Horan teniendo en la mano el cuchillo con que han de sacrificar para la matanza al cerdo que han alimentado durante todo un año, que después de pasar un largo día de trabajo al sol pasan toda una noche apagando en el bosque un fuego que nadie sabe quién inició.

Y duele porque ellos también son ecologistas, y lo son en mayor grado que otros, y lo son porque, entre otras -cosas, no les queda más remedio que serlo, porque les da en el bolsillo, en el estómago. Quieren a los animales y por eso los lloran.

No es bueno ir con la falsedad por bandera, porque antes o después se descubre (escúchense las palabras inconexas e incoherentes de la portavoz ecologista en el Telediario, segunda edición del 17 de febrero). Nunca, absolutamente nunca, ha muerto ningún burro en la corrida de las elecciones de Villanueva de la Vera. La barbarie y el salvajismo de este pueblo, que en el último censo apenas si llegaba a los 2.000 habitantes, ha producido -y están en activo- más de 170 titulados universitarios, medios o superiores, algunos de ellos actualmente en altos puestos administrativos o en consejos de administración de las más importantes entidades financieras del país,-

Castellar del Vallés,