_
_
_
_

Progresos hacia el acuerdo sobre armas estratégicas

Pilar Bonet

La Unión Soviética y Estados Unidos se encuentran más cerca de una cumbre sellada por un tratado de reducción de armas estratégicas, al término de dos intensas jornadas mantenidas en Moscú por el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, que se entrevistó ayer con el líder soviético, Mijail Gorbachov. "Se han hecho progresos en la mayoría de las cosas, aunque no en todo", dijo Shultz ayer por la tarde. El tema de Oriente Próximo y el conflicto de Irak e Irán parecen ser los campos donde ambos países se mantuvieron más alejados en sus posiciones. Shultz y Shevardnadze informarán hoy de los resultados de sus contactos a sus socios de la Alianza Atlántica y del Pacto de Varsovia, en Bruselas y Praga, respectivamente.

Más información
Gerasimov, portavoz y poeta

Moscú y Washington sólo podrán firmar un tratado de reducción de armas estratégicas durante la visita del presidente Ronald Reagan a Moscú si realizan un intenso trabajo para resolver los problemas todavía pendientes que afectan a la verificación, las inspecciones y el tipo de vinculación con la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) norteamericana. Ambos países parecen, sin embargo, decididos a dinamizar las conversaciones de armamento de Ginebra para que ello sea posible.En sendas conferencias de prensa, Shultz y Shevardnadze, que conversaron durante más de 20 horas en dos días, se mostraron satisfechos del resultado de los encuentros, donde los temas regionales, entre los que se incluye la situación de Afganistán, han ocupado más tiempo que jamás hasta ahora.

Mijail Gorbachov expresó a Shultz su opinión de que todavía hay tiempo para preparar un acuerdo sobre armas estratégicas, "aunque se necesita mucho trabajo, y no sólo en Ginebra, sino principalmente a nivel de ministros de Asuntos Exteriores". Gorbachov relacionó la firma de un acuerdo sobre misiles estratégicos con la ratificación del tratado de eliminación de los misiles de alcance medio (INF) firmado por el dirigente soviético y el presidente norteamericano, Ronald Reagan, en diciembre de 1987 en Washington. Refiriéndose a la visita de Reagan, prevista para mayo o junio próximos, Gorbachov manifestó que el éxito de la misma "depende de la intensidad del trabajo conjunto para preparar las cuestiones y documentos que determinarán el contenido de la nueva cumbre soviético-norteamericana".

Shultz y Shevardnadze acordaron reunirse de nuevo los días 22 y 23 de marzo en Washington, y para entonces los negociadores de ambos países que se reúnen en Ginebra tendrán que haber preparado tres "documentos importantes", según dijo Shultz. Se trata de un borrador de protocolo sobre inspecciones, otro sobre la conversión o eliminación de armas ofensivas estratégicas y un memorándum informativo sobre los arsenales estratégicos respectivos, semejante al que acompañó al tratado INF. Shultz manifestó que es importante "comenzar temprano" en estos temas porque los problemas ligados al tratado son más complicados que en el caso de los INF.

Por su parte, Shevardnadze manifestó que "existen cinco o seis problemas que exigen una atención especial" para lograr un acuerdo. El ministro mencionó la observancia del tratado sobre misiles antibalísticos (A.BM) de 1972, el control y la verificación en general, los problemas de los cohetes de crucero con base marítima y aérea y los cohetes balísticos intercontinentales, y la estructura final de los arseinales estratégicos después de su recorte.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"El intercambio de opiniones nos dio una idea más clara de nuestras diferencias", dijo Shevardnadze, afirmando que éstas son "resolubles" pese a la existencia de "problemas grandes e importantes".

Shultz reconoció que siguen existiendo problemas sobre las armas de defensa espacial, a las que Moscú se opone firmemente por la vía de exigir la observancia del tratado ABM, que, según la interpretación soviética, limita el despliegue de la SDI nortearriericana. El secretario de Estado dijo que "se solucionaron algunos malentendidos" en este campo, y "aunque no todos los problemas se han resuelto, hicimos algún progreso". En relación al tratado ABM, Shevardnadze manifestó que los malentendidos a los que se había referido Shultz consistían en una desviación de los negociadores de Ginebra respeto a lo acordado en Washington sobre la observancia del tratado ABM.

Afganistán

Shultz se negó a dar detalles sobre el contenido de las conversaciones en torno a Afganistán, pero tanto las afirmaciones de Shultz como las de Shevardnadze produjeron la impresión de que ambos interlocutores llegaron a un acuerdo que podría encerrar nuevas concesiones mutuas: respecto al calendario, por parte soviética, y en relación al Gobierno provisional, por parte norteamericana.

"No tengo ni la más mínima duda", afirmó tajantemente Shultz, "de que la URSS ha decidido que quiere salir de Afganistán. El problema es cómo". Shultz expresó su esperanza de que la ronda de negociaciones sobre Afganistán que comienza el 2 de marzo en Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, pueda ser la definitiva. "Nos gustaría verlos marcharse en l988", dijo Shultz refiriéndose a los soldados soviéticos estacionados en Afganistán.

Shultz vaticinó un período de "intensas y delicadas negociaciones", y dijo querer "dar el máximo de oportunidades" para la resolución del conflicto. Sobre el cese del suministro de armas, insistió en que "dependerá de si se han logrado acuerdos satisfactorios". Shevardnadze dejó una puerta abierta a una reducción del calendario de retirada propuesto por Gorbachov (10 meses a partir del 15 de mayo), al señalar que, aunque éste es "un período apropiado", un "calendario completo" será elaborado por Pakistán y Afganistán tras la ronda de negociaciones de Ginebra. Shultz evitó pronunciarse directamente a favor de un Gobierno provisional que excluyera a Najibulá, el presidente afgano.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_