Suspendidas en Guatemala las negociaciones entre el Gobierno sandinista y la 'contra'
Decepcionado por la negativa del Gobierno nicaragüense a aceptar íntegramente su propuesta de alto al fuego, el cardenal Miguel Obando y Bravo suspendió ayer en Guatemala, un día antes de lo previsto, las conversaciones entre los sandinistas y la contra. Ninguna de las partes interpretó este revés como un fracaso definitivo de la negociación.
Pero una cosa parece haber quedado clara: Managua tendrá que dar nuevos y muy importantes pasos hacia la democracia si quiere que el cardenal Obando se vuelva a sentar a la mesa para convencer a la contra de que deje las armas.El sueño de paz se esfumó en el momento en que las dos partes se pusieron a hablar en serio en Guatemala. El milagro que Obando había pedido para conseguir un acuerdo no se produjo. Según la interpretación que Obando hizo en sus declaraciones, ni el Gobierno confía en la contra ni ésta en los sandinistas. Los dos bandos se responsabilizaron mutuamente del fracaso, pero la ira del cardenal se descargó mucho más contra el Gobierno nicaragüense, que respondió con largas o con negativas a las propuestas presentadas por el mediador.
El jueves, en la primera jornada de esta segunda ronda del diálogo directo, Obando pidió a la contra un cese del fuego de 30 días, a cambio de que el Gobierno accediese a estos cuatro puntos: una amnistía total (incluídos los antiguos guardias somocistas); una promesa de reconsiderar el servicio militiar obligatorio; la plena libertad de Prensa; y un diálogo con los partidos de la oposición interna. La contra anunció en la mañana de ayer que aceptaba íntegramente esta propuesta. Sin embargo, el Gobierno sandinista dio su visto bueno, en principio, pero pidió seguir discutiendo sobre las características específicas del cese del fuego.
Respuesta de Managua
El jefe de la delegación sandinista, Víctor Hugo Tinoco, había solicitado ayer, según su propia versión, un aplazamiento de una hora para esperar que llegase desde Managua una respuesta oficial a la propuesta del cardenal. Cuando Tinoco, de acuerdo a sus palabras, regresó a la reunión con el mensaje del Gobierno, Obando ya había suspendido las negociaciones. La respuesta de las autoridades sandinistas a Obando incluye lo siguiente: sobre la amnistía se afirma que una ley al respecto ya ha sido promulgada y quienes no sean afectados por ella podrán abandonar Nicaragua para residir en otros países; en relación con el servicio militar, se limita a considerar que, cuando termine la guerra, muchos más jóvenes se podrán dedicar a labores de producción; sobre la libertad de Prensa muestra total acuerdo; en cuanto al diálogo con la oposición interna, explica que son los propios partidos opositores los que se niegan a ese diálogo. Como propuesta añadida, los sandinistas ofrecen la posibilidad de que algunos miembros de la contra, a los que se facilitarían salvoconductos especiales, entren en Nicaragua para participar como observadores en el diálogo interno.Tinoco no culpó al cardenal de la suspensión de las negociaciones sino a la falta, de voluntad de la contra de llegar a un cese del fuego. "El problema de fondo", dijo, "es que la contra, asesorada por los elementos más reaccionarios de la Administración norteamericana, mantiene una resistencia sistemática a discutir los aspectos concretos del cese del fuego". El vicecanciller nicaragüense insistió en que no había rechazado la propuesta de Obando, sino que había expresado "un acuerdo de principio, añadiendo que había que avanzar en los términos concretos".
Por su parte, la contra, que puede obtener un éxito político con esta suspensión, se limitó a constatar que la reunión había fracasado porque los sandinistas se mostraron incapaces de dar satisfacción a lo que el cardenal pedía y a señalar que había aceptado la propuesta del mediador "de forma incondicional porque era una oferta clara y concisa y un puente para faciltar la comprensión entre las dos partes".
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