Crece la confusión sobre la salida del 'barco de la paz'

"El barco de la paz saldrá el lunes por la mañana", aseguró ayer el portavoz palestino Basam Abu Charif, ante la incredulidad de más de dos centenares de periodistas que se abalanzaron materialmente sobre él al conocer que la conferencia de prensa prevista había sido desconvocada. Pocos minutos antes, los representantes de las delegaciones extranjeras habían recibido la misma información del comité que coordina el viaje del retorno, pero la ausencia de datos verificables no hizo sino aumentar aún más la confusión reinante.

El recurso a "cuestiones de seguridad" ya no satisface los deseos de los informadores por conocer el nombre del barco, su propietario, el puerto donde se encuentra y la bandera con la que navegará. Los delegados extranjeros, que han dado sobradas muestras de buena voluntad con su espera durante toda la semana, manifestaron ayer que el lunes se convertía en una fecha límite. Sólo el hecho de que a la delegación italiana se le hiciera cambiar los billetes de avión que tenían para hoy aparecía ayer como un signo de esperanza.Por la mañana, Luciano Neri, de la Democracia Proletaria italiana, y Vasilis Kotulas, del Partido Comunista del Interior griego, se encadenaron en la verja de la representación diplomática israelí en Atenas (sin rango de embajada) para denunciar la "guerra de amenazas israelí contra palestinos y armadores". Fue un acto simbólico que sirvió para animar las interminables horas de espera de delegaciones y medios de comunicación.

"Paciencia, santa paciencia", recomendaba por su parte el deportado estrella de este encuentro, Hilarión Capucci, arzobispo católico de rito oriental de Jerusalén. Capucci había participado por la mañana en un servicio ecuménico cooficiado junto al jeque musulmán Abdelhamid al Sayah, presidente del Parlamento palestino; al vicario anglicano Elia Juri, miembro del comité ejecutivo de la OLP; el obispo católico de Evreux, Jacques Gaillot; un sacerdote católico irlandés, y un representante de: la Iglesia de Inglaterra. Por parte judía, y ante la ausencia de un rabino, tomó parte en el acto el escritor norteamericano Alfred Lilienthal.