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CONSEJO EUROPEO EN BRUSELAS

La 'cumbre' de la CE acuerda una reforma sustancial para apoyar a las zonas mas pobres

Los jefes de Estado y de Gobierno de los doce aprobaron a primera hora de la madrugada de hoy una reforma que aumentará sustancialmente los recursos de la Comunidad Europea (CE), que podrá así dedicar más dinero al desarrollo de sus regiones más pobres para permitirles hacer frente en mejores condiciones al reto del mercado único previsto para dentro de cinco años. Tras dos días de intensos debates, que se prolongaron ayer durante más de 15 horas, los doce dieron por fin su luz verde a la última fórmula de compromiso propuesto por el canciller alemán, Helmut Kohl, que preside actualmente el Consejo Europeo. "Hay acuerdo", dijo un diplomático al anunciar, poco después de la una de la madrugada, que la cumbre había superado la crisis.

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El acuerdo final satisface a grandes rasgos los intereses de los países meridionales, empezando por España, cuyo presidente de Gobierno, Felipe González, fue el más arduo defensor de la duplicación de los fondos estructurales que canalizan las ayudas hacia las zonas más desfavorecidas.A primera hora de la noche, el borrador de acuerdo alemán contaba con el visto bueno de diez delegaciones y los últimos esfuerzos del canciller alemán estuvieron dedicados a intentar vencer las reticencias de Holanda y del Reino Unido cuya primera ministra, Margaret Thatcher, acabó aceptando que el control del gasto agrícola, que absorbe los dos tercios del presupuesto comunitario, sea algo menos rígido de lo que hubiese deseado.

Paradójicamente, fue el jefe del Gobierno galo, Jacques Chirac, el que retrasó la conclusión del acuerdo con su empeño por reabrir la discusión sobre algunos capítulos agrícolas que se daban ya por zanjados, al tiempo que intentaba que este conjunto de medidas fuese adoptado ulteriormente para obtener un respiro de cara, probablemente, a su campaña electoral para la presidencia de Francia.

Satisfacción para España

La proposición sometida por Kohl a sus homólogos daba satisfacción a España al estipular no sólo la duplicación de los fondos, aunque en un año más del lustro previsto inicialmente, sino su concentración en las regiones más pobres que abarcan al 60% del territorio español. También dejaba claro que el abandono del cultivo de un millón de hectáreas no supondría un recorte del presupuesto del Fondo de Orientación Agrícola.

La iniciativa del canciller Kohl tenía además el mérito de resolver el escollo italiano, al aumentar los recursos de la CE mediante la toma en consideración de la prosperidad relativa de cada Estado miembro, pero sin dañar excesivamente los intereses del primer ministro de Italia, Giovanni Goria, cuyo predecesor reevaluó el producto nacional bruto (PNB) italiano, que incluía una estimación de la economía sumergida.

El cuarto y último capítulo de la reforma comunitaria, las devoluciones al Reino Unido a causa de su excesiva contribución al presupuesto de la CE, permanecía totalmente abierto en la propuesta del canciller y algunos países -entre ellos España- temían que, a cambio de las concesiones obtenidas a propósito de los fondos estructurales, se viesen obligados a desembolsar más dinero para pagar una mayor parte del llamado cheque inglés, del que la Comisión Europea había propuesto exonerarles.

Una mayoría de Estados miembros fueron proclives a conceder a España, Grecia, Portugal e Irlanda un descuento del 50% sobre lo que les hubiese correspondido desembolsar para atenuar la carga británica. La República Federal de Alemania, principal contribuyente de las arcas comunitarias, también pudo beneficiarse de una rebaja en su aportación al cheque inglés.

El debate de la tarde y noche fue mucho más prometedor que por la mañana, cuando la presidencia alemana causó desconcierto al no presentar ningún texto de compromiso y sus socios se quejaron de que la negociación se desarrollaba a oscuras.

Técnica inusitada

Kohl echó entonces mano de una técnica inusitada en este tipo de cumbres consistente en interrumpir la sesión plenaria para entrevistarse a solas con cada uno de sus participantes y sondearle así en profundidad sobre las concesiones que está dispuesto a hacer. En base a esas confesiones redactó el documento de compromiso que fue aceptado por diez Estados miembros, a los que finalmente se sumaron el Reino Unido y Holanda. También influyó en que el Reino Unido y Holanda suavizaran sus posiciones la intervención del presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, uno de los inspiradores del plan de reforma financiera, quien se entrevistó personalmente tanto con Thatcher como con el primer ministro holandés, Ruud Lubbers.

La exclusiva dedicación de esta cumbre a la reforma comunitaria ha impedido a sus participantes abordar, como suele ser costumbre, temas de cooperación política. Kohl había prometido el lunes pasado al rey Hussein de Jordania que intentaría que el Consejo Europeo apoyase públicamente la conferencia de paz sobre Oriente Próximo.

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