A medio camino
Se han estrenado casi simultáneamente dos películas españolas cuya radiografía puede telegrafiarse: ambas son difíciles y arriesgadas, pero cubren su dificultad y su riesgo quedándose a mitad de camino de lo que buscan, aunque lo que buscan está claro.Ambos filmes son de género y se adscriben a la más compleja de las convenciones genéricas, la comedia. Una de ellas ellas es Espérame en el cielo, realizada por Antonio Mercero, y la otra, Tu novia está loca, dirigida por Enrique Urbizu. La primera está hecha con mucho oficio y elude la bondad de su hallazgo argumental con regates. Éstos le sirven a sus autores para sortear la dificultad, elegir la línea de menor resistencia y quedarse airosamente a medio camino.
Tu novia está loca
Dirección: Enrique Urbizu. Guión: Luis Marías. Fotografía: Carles Gusi. España, 1987. Intérpretes: Antonio Resines, Santiago Ramos, Ana Gracia, El Gran Wyoming, Guillermo Montesinos, Marisa Paredes, Alex Angulo, Carlos Tristancho, Germán Cobos. Estreno en Madrid: cines Proyecciones, Candilejas, Carlton, Europa, La Vaguada.
La segunda, por el contrario, está realizada con graves carencias de oficio -hay incluso faltas de ortografía cinematográfica, sobre todo en el capítulo del raccord. errores de engarce entre las posiciones de los objetos y los personajes en los cambios de plano-, pero sus autores aceptan a cuerpo limpio la línea de mayor resistencia. Si éstos no llegan a donde se proponen, al menos lo intentan; y si se quedan a medio camino, es por causas diametralmente opuestas al caso anterior, pues si en Espérame en el cielo el oficio servía para encubrir la cortedad, aquí la falta de oficio produce tal cortedad.
Celuloide en la sangre
La primera será probablemente una película con éxito de público. En la segunda, el éxito es más que improbable. Pero, a nuestro juicio, hay más mérito en esta última, por muy fallida que sea, que en la otra, aunque esté mucho mejor conseguida. Lo que Urbizu, director, y Marías, guionista, se proponen es poner en pie -a palo seco, sin guardarse las espaldas- una comedia de escuela, mitad por mitad, lubitschiana y minnelliana -con guindas en honor a Keaton y otros maestros del género- y buscan sacar hilos de los entretejidos de estas inimitables escuelas cómicas que, por degracia para Tu novia está loca, no dejaron ningún hilo suelto para que otros, y más sin contar con suficiente experiencia, tiren de él.De ahí que los autores de esta comedia se propongan poco menos que una misión imposible -o posible, pero suicida-, y no es costumbre ver en nuestro cine cómo hay en él gente que asume tales riesgos. Ahí radica el mérito principal de esta comedia frustrada, pero cuya frustración encubre síntomas inequívocos de conocimiento y que supone para los autores del filme un aprendizaje profundo: el que conlleva aprender de los propios errores y, con ellos, adquirir para mejor ocasión la ganancia de una soltura que sin duda necesitarán en el futuro.
Hay en Tu novia está loca, entre tropezones continuos, magníficos destellos -sobre todo en las escenas de dúo o de trío, pero no, en cambio, en las más dificultosas de varios personajes en actuación conjunta- que anuncian que detrás de ellos hay gente con celuloide genuino en la sangre. Estos destellos aparecen también en los esbozos de personajes episádicos, que luego tienen una relevancia mayor de la aparente, como el policía urbano, el boxeador sonado (inspirado, con el título del filme, en Minnelli) y otros.
El triángulo protagonista -Ramos, Resines y Gracia- aguanta la dificultad del embolado; y que no caiga en el ridículo, cuando éste flota su alrededor, y mantengan el tipo da idea de su valía.
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