Algo más que un experimento
Primer largometraje rodado en vídeo de alta definición, Julia y Julia es un experimento electrónico en busca de su homologación cultural. En la película no hay, voluntariamente, nada que nos recuerde que estamos ante unas imágenes capturadas sobre soporte magnético, en lugar del clásico soporte fotográfico. Se trata de demostrar que el vídeo de alta definición no tiene nada que envidiarle al cine, que la calidad 31 precisión de sus imágenes y colores es idéntica, si no superior, a la de cualquier película anterior.Julia y Julia quiere olvidar el papanatismo y la horterada que son consustanciales a buena parte de la creación audiovisual hecha en vídeo. Julia y Julia no es una película electrónica, a pesar de que sus encadenados tengan una suavidad y exactitud extrañas al laboratorio fotográfico, sino un ejercicio de estilo de naturaleza antonioniana que se sostiene por la buena caligrafía de Peter del Monte y por el clima melancólico que destila Trieste, la ciudad en la que transcurre la acción. En realidad, el mayor mérito del filme es darnos ganas de conocer esa ciudad italiana, sin que eso equivalga a proponemos un catálogo de vistas turísticas.
Julia y Julia
Director: Peter del Monte. Intérpretes: Kathleen Turner, Gabriel Byrne, Sting, Gabriele Ferzetti, Angela Goodwin.Guión: P. del Monte, Silvia Napolitano y Sandro Petraglia. Producción: RAI. Fotografía: Giuseape Rotunno. Música: Maurice Jarre. Itidiana, 1987. Título original: Giulia e Giulia. Estreno en Madrid en cines Gayarre, Narváez, Pompeya, Roxy B e Infantas (en versión original).
Encanto roto
Julia y Julia cuenta la historia de una mujer que enviuda el mismo día de su boda. Tiempo después, su difunto marido reaparece, al menos en la imaginación de ella. Kathleen Turner, la heroína, duda entre la realidad y lo imaginario, y la propia película mantiene durante largo rato la ambigüedad de los terrenos. Éstos son los mejores minutos del filme. Luego las exigencias policiaco-psicológicas fuerzan a romper el encanto y a dar una solución.Presentado en la sesión inaugural de la última Mostra veneciana, donde un crítico mordaz lo retituló como Peggy Sue enviudó, este trabajo de Peter del Monte carece de suficiente entidad como para sobreponerse a lo expuesto en el primer párrafo; es decir, a su condición de vehículo de un experimento tecnológico.
El encanto de Julia y Julia es demasiado frágil y sutil para resistir una mirada pendiente del halo luminoso que dejan los cuerpos cuando pasan ante el objetivo con cierta rapidez. Y algo parecido ocurre con la protagonista, pues miss Turner es también una mujer demasiado robusta y opulenta como para imaginárnosla sumida en según qué delirios. En el fondo ella también es electrónica.
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