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Crítica:MÚSICA CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Francia vista por el Reino Unido

Los conciertos de la Orquesta Sinfónica de la RTVE correspondientes a la presente semana reunían el indudable atractivo de incluir, dentro del denominador común de la música francesa, obras de reducida programación junto a otra tan popular como La arlesiana, de Bizet. Al frente de la agrupación se anunciaba al francés Michael Plasson, un experto en estas lides, que incluso acaba de publicar en disco la versión íntegra de la citada partitura de Bizet.Lamentablemente, la justificada enfermedad de Plasson nos ha privado de este director, y en su lugar se contrató al inglés David Parry, discípulo de Celebidache y Pritchard, sin alterar el programa inicialmente previsto.

La música francesa se halla impregnada de considerables dosis de sutileza, elegancia y refinamiento en la forma que con gran frecuencia sustituyen a la profundidad de ideas del fondo. Por ello se requieren para su interpretación dosis análogas en solistas, directores y orquestas. El Poema opus 25, de Chausson, se nos muestra corno una pieza cálidamente evocadora no exenta de virtuosismo, muy especialmente en los registros agudos del violín solista.

Orquesta Sinfónica de la RTVE

Obras de Chausson, Berlioz y Bizet. L. Kavakos, violín, y N. Denize, mezzosoprano. Director: D. Parry. Madrid, teatro Real, 14 de enero.

Sensibilidad

El griego Leonidas Kavakos mostró sensibilidad si no una total compenetración con la partitura. El ambiente sombrío de Las noches de estío, ese ciclo aislado de canciones que escribiera Berlioz inicialmente con acompañamiento de piano y más tarde orquestado, se avino bien al timbre de la mezzo Nadine Denize; en su voz se echó algo de menos una mayor consistencia en la zona grave, pero quedó patente en el decir que el origen francés es una ayuda incuestionable a la hora de interpretar estas melodías, máxime cuando existía el contraste de las nacionalidades ajenas en sus compañeros de concierto.David Parry dirigió supliendo la experiencia con voluntad y alcanzando resultados aceptables si consideramos la premura con la que debió preparar unas obras que normalmente no poseería en su repertorio.

Sin embargo, ese refinamiento tímbrico preciso apuntado anteriormente brilló por su ausencia en momentos como el lamento en Las lagunas y sobre todo en La arlesiana, cuyas suites sólo justifican hoy día su audición vía una orquesta virtuosa que deslumbre en las frecuentes intervenciones de solistas y grupos orquestales.

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