El 'caso Lledó'

En EL PAÍS del 5 de enero de 1988 aparece una carta firmada por José L. García, de Madrid, en la que se critica tanto la actitud del profesor Lledó en el concurso-oposición recientemente celebrado como la de los profesores que protestaron en la prensa la decisión del tribunal.Como mi nombre coincide con el del firmante de la carta -sobre cuya identidad no tengo duda- y como, al ser profesor en la facultad a la que pertenece la cátedra objeto de oposición, pudiera confundírseme con él, deseo manifestar que no comparto la opinión expresada en esa carta y sí la sensación de bochorno de otros colegas tras el resultado del concurso-oposición. Tanto el caso del profesor Lledó como el recientemente recordado en esta sección del profesor Cencillo en la universidad de Salamanca son episodios lamentables que contribuyen a incrementar el desprestigio de la Universidad.- Catedrático de Antropología Social de la Complutense.

El señor Abellán era secretario de la comisión evaluadora de una cátedra cuya atribución a determinado candidato (gracias al voto del señor Abellán) ha despertado polémica. Como secretario, el señor Abellán era custodio de las actas de la comisión. Se supone, pues, que, con indiscutible autoridad, remite a tales actas para (refiriéndose al doctor Valls Plazia, vicerrector de la universidad de Barcelona) afirmar en carta a su periódico: "Hay documentación en el expediente académico correspondiente que demuestra que jamás y en ninguna circunstancia hubiera votado al doctor Lledó, aunque él diga otra cosa de palabra, en conversaciones privadas".

Pues bien, doy fe de que el doctor Valls solicitó que constara en acta un largo y argumentado escrito cuya lectura fue autoritariamente denegada por el presidente de la comisión, López Quintás, lo cual precipitó mi abandono del tribunal. En tal escrito, y en el marco de una valoración de los candidatos que pretendía aún evitar el ya cantado resultado casero, puede leerse: 'Emilio Lledó: simple y globalmente, es el candidato mejor. Estizno, por tanto, que debiera salir catedrático con cinco votos. Le daré mi voto y solicitaré de mis colegas qué se lo den". Y respecto a una segunda víctima del resultado casero: "Francisco Jarauta- (...) reúne todas las condiciones para ocupar la cátedra convocada, pero no puedo hacerle preceder en mi valoración al doctor Lledó".

Quede claro que yo no compartía tan nítida jerarquización entre ambos; simplemente (en boca del doctor Valls) la respetaba. Pero la cuestión -grave- es otra: ¿figura o no en acta el documento del doctor Valis? Si figura, en la frase arriba citada relativa al doctor Valls, el señor Abellán miente. Si no figura, añade el agravante de negligencia en la custodia de documentos que, como secretario, tenía misión de archivar. Quiero excluir esta segunda hipótesis.

Al encubrir durante los ejercicios su compromiso con la casa mediante declaraciones públicas apologéticas de un candidato nunca (en el lugar necesario, es decir, la comisión) por él apoyado, el seflor Abellán dio pruebas de doblez. La más liviana de las hipótesis arriba consideradas muestra que en ningún caso es el señor Abellán un caballero. No obstante, caso de que el señor AbeUán pretendiera continuar la diatriba, le respondería con gesto para un caballero perfectamente inteligible, evitando así agotar la paciencia de sus lectores.- Víctor Gómez Pin. Catedrático de la universidad del País Vasco. San Sebastián.