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En busca de Adán y Eva

Los científicos le llaman Eva, pero a regañadientes. El nombre evoca demasiadas ideas equivocadas: el personaje de voluntad débil del Génesis o la belleza de piel lechosa en el arte del Renacimiento. La Eva de los científicos, sujeto de una de las teorías antropológicas más provocativas en una década, era más parecida a una mujer de piel y pelo negro, que vagaba por una caliente sabana en busca de comida. Era tan musculosa como Martina Navratilova, quizás más fuerte; podría haber despedazado animales con sus manos, aunque probablemente prefería utilizar herramientas de piedra. No era la única mujer sobre la Tierra, ni tampoco la más atractiva o maternal- Era simplemente la más fértil, si es que ello puede medirse por el éxito en propagar un cierto número de genes que parecen estar en todos los humanos que viven hoy día: cinco mil millones de parientes cosanguíneos. Cuando los científicos anunciaron su "descubrimiento" de Eva el año pasado, reavivaron el debate humano quizás más viejo: ¿de dónde procedemos?. Lo sorprendente de esta Eva es que vivió hace 200.000 años. Esta vez la discusión compromete a una nueva rama de antropólogos que trabajan en laboratorios con aire acondicionado en EE UU en lugar de en resecos valles africanos. Expertos en biología molecular tuvieron en cuenta un surtido internacional de genes y obtuvieron un rastro de DNA que les condujo a una única mujer de la que descendemos todos., 10 de enero

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