El deseo de construir una esfera
Una geoda artificial en París muestra la fascinación por las formas geométricas
Las geodas son masas rocosas que, sin manifestarlo al exterior, guardan dentro de sí una cavidad tapizada por atractivas formaciones cristalinas. París cuenta desde hace poco más de dos años con una auténtica geoda artificial. Se trata de un edificio esférico, recubierto exteriormente de espejos, en cuyo interior se ha instalado uno de los primeros cines con pantalla hemisférica de Europa.La construcción -diseñada por el arquitecto francés Adrien Fainsilber- forma parte del gran conjunto cultural del parque de La Villette y está integrada dentro de la Ciudad de las Ciencias y la Industria. Este inmenso museo recibe, según Le Point, hasta 500.000 visitantes en un mes.
Al igual que sus homónimas naturales, la Géode tiene un exterior -cerrado que sólo muestra al observador una forma pura, compacta y, al mismo tiempo, casi invisible. El tesoro queda así cuidadosamente oculto hasta que el visitante penetra en su interior, donde una pantalla hemisférica y unas películas convenientemente seleccionadas hacen que el espectador se sienta visualmente inmerso en un mundo ficticio. El efecto de este tipo de cines consiste en hacer que veamos las imágenes no sólo frontalmente, sino también de reojo, por lo que si la película es de paracaidistas, quienes sufran de vértigo pasarán un mal rato.
La construcción de una esfera ha sido siempre un anhelado deseo para los arquitectos. Como espacio interior, su forma rotunda choca con la necesidad que tiene el hombre de pisar un suelo plano y horizontal. Esto ha hecho que en algunos proyectos se incluyera sólo como un espacio para ser contemplado, nunca penetrado. Es el caso del cementerio de Chaux, del arquitecto francés Claude-Nicolas Ledoux (1736-1806). Como volumen exterior, en cambio, el problema de la esfera radica en su inestabilidad, lo que ha llevado también a curiosas soluciones para evitar que el edificio ruede. El propio Ledoux -especialmente interesado en las figuras geométricas simples- apuntaló su albergue para guardas forestales mediante cuatro escaleras que lo fijaban al terreno.
Pero todo esto eran propuestas ideales. La edificación real de una esfera casi completa tuvo que esperar hasta 1967, año en el que el arquitecto norteamericano Richard Buckininster Fuller aplicó sus estudios sobre cúpulas geodésicas a la construcción del pabellón de Estados Unidos en la Expo de Montreal.
Desde entonces esta forma geométrica ha estado asociada a actividades de esparcimiento. Otra esfera de este tipo se construyó, a modo de nave espacial, en el Prototipo Experimental de Comunidad del Mañana (EPCOT), dentro del parque de atracciones de Walt Disney inaugurado en Florida en 1982.
Geología y arquitectura
Con su Géode, París ha añadido otro ejemplar más a su larga lista de edificios con capacidad para convertirse en símbolos. La próxima primavera, cuando Mitterrand inaugure el nuevo vestíbulo acristalado del Gran Louvre, la ciudad contará con dos monumentos de formas geométricas puras: la esfera de la perfección y la pirámide de la eternidad.Los geólogos estudian las piedras en su estado natural. A los arquitectos, en cambio, sólo les interesan una vez que han sido modeladas y apiladas formando edificios. La naturaleza siempre ha sido una fuente inagotable de inspiración para el arte y, en concreto, para la arquitectura. En nuestro siglo, algunos movimientos -como el denominado orgánico- han tratado de crear una arquitectura basada en la analogía formal con los organismos vivos. Pocas veces, sin embargo, la abstracción geométrica de una forma natural ha producido un objeto con una relación conceptual tan íntima entre el modelo original y su representación arquitectónica. La Géode es toda una metáfora geológica.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.