_
_
_
_
_
Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pretorianos robotizados

La publicidad en Prensa escrita o televisiva de Robocop coincide en ocultar la naturaleza profunda de este filme. Si la idea o imagen que de la película de Verhoeven pueca tener el espectador depende de esa información previa, habrá que convenir que lo más lógico será que crea estar ante una versión tecnologizada de Rambo, un cruce entre los músculos de Stallone y la indestructibilidad de acero de un Terminator.Si Robocop es, tal y como el título indica, "mitad hombre, mitad robot, pero íntegramente policía", la única sorpresa que nos depararía la cinta es el no tener como protagonista a Swarzeneger, Chuck Norris o Stallone, ya que se ha preferido como paladín del orden al casi desconocido Peter Weller, un actor del que tan sóla sabemos que también es "Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne" en la versión que de El túnel ha rodado Antonio Drove.

Robocop

Director: Paul Verhoeven. Intérpretes: Peter Weller, Nancy Allen, Daniel O'HerIy, Ronnie Cox. Música: Basil Poledouris. Fotografía: Jost Vacano. Diseño: Rob Bottin. Productor: Jon Davidson. Guión: Edward Neumeier y Michael Minner. Estreno en cine Capitol.

Matanza

Robocop es otra cosa que una espectacularización de matanzas cinematográficas, porque toda la ficción está atravesada o interrumpida por explosiones de humor, por comentarios que relativizan no sólo el énfasis puesto en las hazañas del "medio humano, medio máquina", sino también su supuesta tragedia amorosa o las desgracias que persiguen a quienes están a su alrededor. Basta con ver cómo se resuelve la agonía de ella: con una vulgar despedida en la que él la tranquiliza recordándole que a base de robotizarse todo el mundo es inmortal y que el destino de la humanidad está en la chatarrería.La ficción, salpicada de una publicidad televisiva y unos delirantes informativos que son quizá lo más ocurrente de la película, transcurre en un futuro próximo, en Estados Unidos, y en una sociedad en la que hay que recurrir a la robotización de la policía y a la creación de cuerpos de seguridad privados. Los malvados de la función, siempre deseosos de más poder y dinero, hacen un uso irregular de sus policías mecánicos, lo que desencadena unos enfrentamientos dignos de Godzilla.

Verhoeven, ayudado por un equipo técnico muy competente y un buen presupuesto, ha fabricado un espectáculo que no ofende la inteligencia del espectador. Se trata de un tebeo divertido, crítico, pero que no defrauda las exigencias de entretenimiento que llevan aparejadas las obras hechas con demasiados millones de dólares.

En Robocop, la visión del fin de siglo es más bien siniestra y apocalíptica, pero está formulada sin pretensiones moralizantes ni de denuncia. La película tiene ese tono de simpático y burlón cinismo que corresponde, o al que está de alguna forma condenado, aquello que participa de lo que denuncia.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_