El 'caso Lledó'
Acaso era necesario que el desmán llegara a tanto como la postergación de un indiscutible e incluso indiscutido maestro, el profesor Emilio Lledó, para que EL PAÍS (Educación, 15 de diciembre) enjuiciarse críticamente el sistema de acceso a la docencia establecido por la llamada ley de Reforma Universitaria. Y sin embargo los profesores no numerarios (presente y pretérito tercer mundo del profesorado) de la Complutense y de otras universidades no hemos dejado de denunciar ese sistema durante los últimos años, sin que EL PAÍS, ni siquiera durante la larga huelga del curso pasado, nos prestara demasiada atención.Pues bien, este sistema no sólo prorroga los efectos endogámicos y clientelistas del anterior sistema de oposiciones, sino que consolida el modelo feudal de organización docente que heredamos del franquismo. Para quien aspire a una plaza de profesor funcionario sin pertenecer al departamento convocarte, o más exactamente al grupo de presión que suele hallarse detrás de cada departamento, las cosas están generalmente crudas. Y qué decir de lo que le espera al miembro de un departamento que por despiste, amor propio o extravagancia pretende cumplir profesionalmente con su trabajo, desdeñoso o tan sólo indiferente respecto a las exigencias del vasallaje. Además, en los ejercicios de acceso no hay una sola prueba que permita una evaluación seria de la capacidad docente de los candidatos. ¡Y EL PAÍS se atreve a mencionar la posibilidad de una evaluación por parte de los alumnos! Para la universidad possocialista, señor director, eso es bolchevismo.
Don Emilio Lamo, ex director general del ramo, pisándose, con la debida aliteración, el morro, habla de "desequilibrio coyuntural". Pero es que de hechos coyunturales como las pruebas de idoneidad (que fueron todo un dedazo, aun cuando de ellas se beneficiaran accidentalmente profesores con indudables méritos) y las arbitrariedades cotidianas de las comisiones se está siguiendo la usurpación vitalicia y masiva de la función pública de la docencia por la inepcia privada.
Los penenes han sido legalmente expoliados incluso de la venia docente. Tras largos años de digna, aunque ingenua, dedicación a la enseñanza y al estudio, muchos de ellos se sienten objeto de una represalia moral análoga a la que ha padecido el profesor Lledó: la que la LRU reservaba a los enseñantes menos interesados por las intrigas de pasillo, la adulación y el codazo y más reacios a la perpetuación del feudalismo académico.- .
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