25 millones de sureoreanos eligen hoy a su presidente
A los 26 años de que el Ejército se hiciera violentamente protagonista de la vida política de Corea de Sur, derribando al anciano y autoritario presidente Syngman Rhee, este país del noreste asiático decidirá hoy en las urnas si es tiempo de entregar el poder en manos civiles o prefiere, por el contrario, que la milicia continúe tutelando las riendas de la nación que el próximo septiembre será sede de los Juegos Olímpicos de Verano. Kim Dae Jang y Kim Young Sam, representantes de una dividida oposición, y Roh Tae Woo, el candidato gubernamental, impulsor de la reforma democrática exigida por la población el pasado junio, serán las principales opciones que tienen ante sí 25 millones de ciudanos mayores de 20 años.
Los otros dos aspirantes, el ex primer ministro conservador Kim y el nacionalista Shin Jeong Vil, no tienen ninguna posibilidad de triunfo en unos comicios que se celebrarán, por primera vez en 16 años, por sufragio universal en medio de un clima de gran tensión e incertidumbre sobre cuál será la reacción popular una vez que el Gobierno anuncie los resultados de forma oficial mañana, jueves. El temor es que puedan producirse graves desórdenes, especialmente en las provincias de Cholla y Pusan, feudos respectivos de Kim. Dae Jung y Kim Young Sam, si la oposición no reconoce un triunfo de Roh por estimar que hubo fraude.El Gobierno y el Partido para la Justicia Democrática (PJD), que respalda a Roh, han sido acusados durante los 30 días de campaña de manipular los medios de comunicación y de comprar votos mediante favores y amenazas, especialmente entre los funcionarios públicos y el Ejército. El hermano de un soldado que murió el pasado día 4, fecha en la que se celebró la votación en los cuarteles, reiteró la acusación, vertida por Kini Dae Jung, de que el fallecimiento se debió a una paliza propinada por un sargento id descubrir que iba a votar por el líder del Partido para la Paz y la Democracia (PPD).
Representantes de la coalición nacional para la democracia, que agrupa a organizaciones disidentes y religiosas, iniciaron ayer un encierro exigiendo una investigación imparcial sobre la causa de la muerte, que, según el Ministerio de Defensa se produjo al golpearse la cabeza con una taquilla por un fuerte empujón de su superior.
Grupos de seguidores de Kini Dae Jung y furgonetas repitiendo desde sus altavoces el himno del partido de Kim Young Sam aprovecharon los minutos finales antes del cierre oficial de la campaña, a las cero horas de hoy. Los colegios electorales se abrirán durante doce horas, de siete de la mañana (1,00 hora penínsular española) a seis de la tarde de hoy, pero el escrutinio no se iniciará hasta casi cuatro horas después del cierre de los colegios.
"El fraude aquí es mucho más sofisticado y dificil de apreciar de lo que fue en Filipinas", declaró uno de los 14 abogados llegados a Seid en representación de una organización internacional independiente de derechos humanos con sede en Washington. Los observadores extranjeros, con excepción de la Prensa internacional, no podrán entrar en los colegios y su presencia en los centros de recuento será muy limitada. "La verdad es que si Roh gana, me temo una explosión de violencia en Kwangju o Pusan" declaró uno de los observadores.
La mujer sospechosa de sabotear el avión de la KA el pasado 29 de noviembre, llegó ayer a Seid, extraditada por Bahrain. La oposición ha acusado al Gobierno utiliazar el suceso con fines políticos.
Kim Dae Jung, el carismático
Es la figura política surcoreana que despierta más amor y odio, pero que infunde gran respeto incluso entre sus detractores. En una nación exenta de líderes, nadie niega carisma a este curtido veterano en la lucha por las libertades civiles. Nacido hace 62 años en Huai-Do, en la provincia sureña y pobre de Cholla, Kim Dae Jung, católico, pasó gran parte de su vida pública en la cárcel o en el exilio.El golpe más fuerte lo constituyó, sin duda, la condena a muerte -posteriormente conmutada por 20 años de carcel- por ser encontrado culpable de sedición como presunto instigador del levantamiento popular ocurrido en Kwangju, en su región natal, el 18 de mayo de 1980. El Gobierno lo aplastó brutalmente causando la muerte de 200 personas, según cifras oficiales, y más de 1.000, según aseguró Kim el pasado sábado.
Kim Dae Jung fundó en septiembre el Partido para la Paz y la Democracia (PPD), al no llegar a un acuerdo con Kim Young Sam sobre quién de los dos debía ser el candidato de la oposición.
En dos ocasiones fue parlamentario, antes de tener que huir a Japón, cuando Park se declaró jefe de Estado vitalicio en 1972. Un año antes, se presentó como aspirante a la presidencia contra Park y perdió por 900.000 votos. Kim Dae Jung sostiene que la votación fue fraudulenta. En agosto de 1973 su nombre saltó a las primeras páginas de la Prensa internacional, id ser secuestrado por la Agencia Central de Inteligencia surcoreana en Tokio, trasladado a Seúl y confinado a arresto domiciliario, algo que le sucedió años después a su regreso de EE UU, donde vivió de 1983 a, 1985.
El electorado de Kim Dae Jung es fundamentalmente obrero. Campesinos y estudiantes, incluidos algunos radicales, le están dando la espalda y no le perdonan no haber sabido construir una candidatura única de oposición. Es tachado de excesivamente progresista por los círculos empresariales y por la clase media, aún a pesar de que en su programa no figura ninguna expropiación ni persecución de los grandes emporios industriales, ni contra los dirigentes del actual régimen.
Kim Young Sam, el reformista
Los analistas locales miran a este hierático y menudo hombre, que acaba de cumplir los 60, como la alternativa entre el pasado militar de Roh y el progresismo peligroso de Kim Dae Jung. Sus críticos dicen que es un personaje público tan gris como sus cabellos. Sin personalidad, sin solidez intelectual y carente de oratoria, Kim Young Sam ha llenado los actos electorales siempre con la misma cantinela: "Soy el único capaz de acabar con el Gobierno militar". Y con el signo de la victoria en sus dos manos. "Es un genio. Es muy hábil. Es el Suárez de Corea", declara un afiliado de su Partido, para la Reforma Democrática (PRD), que fundó la pasada primavera tras una escisión con el Partido Nuevo Democrático, cuya jefatura ocupó en dos ocasiones.Nacido en Oepo-Ri, en la rica provincia meridional dede Kyongsang, en el seno de una familia acomodada, Kim Young Sam llegó a ser, a sus 25 años, el diputado más joven de la Asamblea Nacional. Muchos intelectuales opinan que este protestante presbiteriano, que hace jogging a diario, siente un complejo de inferioridad frente a Kim Dae Jung, compañero del partido al que no le perdona haberle, quitado en el último minuto la candidatura a la Presidencia en las elecciones, de 1979.
"Estos dos hombres mantienen una rivalidad desde hace 20 años. No hay que sorprenderse de que hayan fracasado los intentos de que hubiera una candidatura de oposición única", opina un diplomático occidental. Su derrota puede significarles el final de la carrera política ante la lluvia de acusaciones que les responsabilizarán de ser los culpables de no haber derribado a la dictadura en las urnas.
Nadie le niega en este país a Kim Young Sam su pasado de compromiso con la democracia., y se le reconoce el gesto de solidaridad con Kim Dae Jung al no presentarse a las elecciones legislativas de 1985 en protesta por la no concesión de los derechos civiles a su compañero y rival. Sus electores están fundamentalmente en la clase media, que temen que el Ejército no permitirá nunca la subida de Kim Dae Jung. Se dice también que ahora es el candidato de Estados Unidos.
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