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Tribuna:115º ANIVERSARIO DEL BANCO HIPOTECARIO DE ESPAÑA / y 3
Tribuna
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El BHE en la actualidad

La nacionalización llegó al Banco Hipotecario de España (BHE) en el marco de la ley de Bases de Ordenación del Crédito y de la Banca, promulgada el 14 de abril de 1962. Sin ser ésta una ley específica de regulación del crédito oficial, como es fácil deducir de su título, sí tuvo para éste, en general, y para el Banco Hipotecario de España, en particular, algunas implicaciones importantes.La primera consecuencia fue el cambio de la situación jurídica y económica de las entidades, y se concretó en una serie de decretos-leyes que supusieron la nacionalización de los bancos oficiales existentes -con excepción del Banco Exterior- y la constitución como bancos del Instituto de Crédito para la Reconstrucción Nacional y el Servicio Nacional del Crédito Agrícola, que pasaron a denominarse, respectivamente, Banco de Crédito a la Construcción (BCC) y Banco de Crédito Agrícola (BCA).

La segunda implicación provino de la consagración en la citada ley del principio de especialización sectorial de las diferentes entidades oficiales de crédito (EOC). El hecho de que esa especialización no estuviera muy clara en el BHE quizá fuera la causa de, su pérdida de protagonismo en los años siguientes. Así, a partir di 1965, se le excluyó, por orden ministerial (OM) de 16 de febrero, de la financiación de la construcción de viviendas, incluidas las de renta libre, aunque sí se le permitió seguir financiando la compra y al mismo tiempo se le encomendó el crédito turístico.

Esta situación permaneció hasta 1975, año en que por decreto-ley se le volvió a habilitar para destinar recursos a la construcción de viviendas de renta libre y para emitir cédulas hipotecarias. Mientras tanto, el BCC llevó el peso fundamental de la financiación privilegiada a la vivienda en España.

Por último, la ley de Bases de 1962 representó para el BHE una cierta limitación de la libertad de actuación como entidad bancaria que siempre le había caracterizado. En los años siguientes, el BHE conoció su etapa de máximo intervencionismo, dependiendo estrictamente su gestión de las directrices emanadas del Gobierno y vinculando su financiación enteramente al Tesoro.

La Ley 13/1971, de 19 de junio, sobre organización y régimen del crédito oficial, supuso un nuevo hito en la historia reciente del BHE. Esta ley comporté, entre otras cosas, la constitución de los bancos oficiales como sociedades anónimas y el tímido inicio de una progresiva aproximación de estas entidades a las pautas típicamente empresariales de eficacia en la gestión y equilibrio financiero, aunque sin perder de vista su función social. Para el BHE en concreto representó la posibilidad del retorno a una gestión mucho más entroncada con su historia de un banco conectado con el mercado.

La fusión con el BCC

La Ley 13/1971 fijó también, aunque sólo fuese a efectos de debate, un interesante precedente de lo que 11 años después configuraría el actual BHE a través de la fusión BCC-BHE. La discusión se planteó en el seno de la Comisión de Hacienda de las Cortes de 24 de mayo de 1971. En ella, la tesis de la ponencia, defendida por Martínez Esteruelas, argumentando básicamente criterios de racionalidad económica, propugnaba "refundir" el BCC en el BHE en cuanto a su cartera de viviendas y traspasar la cartera naval al Banco de Crédito Industrial (BCI). Esta postura no llegó a aprobarse por un voto de diferencia. Según algún comentarista de la época, sólo la férrea idea de mantener a toda costa el BCC, por ser el banco más ligado al período desarrollista del franquismo, dio al traste con la operación. Por encima de la racionalidad evidente de la operación predominó el deseo de mantener una institución, el BCC, de raíces y comportamiento estrechamente ligados a dicho período histórico.

La fusión definitiva arrancó de los acuerdos comunicados del Consejo de Ministros de 15 de enero y 2 de abril de 1982, y se culminó jurídicamente el 7 de junio de ese mismo año con la firma de la escritura por la que el BHE y el BEE se fusionan, absorbiendo el primero al segundo previa escisión de la cartera naval del BCC, que pasaría al BCI. Los argumentos que se esgrimieron en defensa de la fusión fueron prácticamente idénticos a los señalados en el debate previo a la Ley 13/1971.

El BHE, que nació en 1982, era, de entrada, un banco grande -cerca de 500.000 millones de pesetas en cartera de créditos-, prácticamente dependiente entonces de la financiación del Instituto de Crédito Oficial (ICO) -más de 417.000 millones en dotaciones-, fuertemente centralizado, casi sin red de sucursales -cinco oficinas- y con una gestión bastante lejana en medios y técnicas a los imperantes en el sector financiero.

A pesar del corto período de tiempo transcurrido desde entonces -menos de un quinquenio-, el BHE presenta en la actualidad una imagen diferente. Ha seguido creciendo -más de un billón de pesetas en volumen de créditos-, en lógica correspondencia con el papel que se le asignó en el diseño de la política de vivienda, con una fuerte apertura al crédito libre; ha diversificado sus fuentes de financiación -más de 350.000 millones en recursos ajenos no provenientes de dotaciones del Tesoro-; ha descentralizado su gestión a través de sus 22 oficinas, y cuenta con una informatización y un diseño de gestión flexibles.

De acuerdo con los datos disponibles acerca del tamaño de las principales entidades de financiación a la vivienda existentes en los países industriales, el BHE aparece como una de las entidades de mayor dimensión ahora existentes en dicho ámbito. La política de vivienda desarrollada por los Gobiernos de la nación a lo largo de la presente década, concretamente a partir de los planes trienal (1981-1983) y cuatrienal (1984-1987), ha encontrado en esta entidad una pieza de apoyo relevante, sin la cual hubiese resultado problemático haber conseguido los fines alcanzados en términos de viviendas financiadas, y de recursos crediticios aportados al subsector y de distribución territorial, favorece,dora de las comunidades autónomas con más bajo nivel de ahorro en relación con sus necesidades de inversión.

son, respectivamente, presidente, director general y subdirectora general del Banco Hipotecario.

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