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Tribuna
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Los agradecimientos de Flotats

Joan de Sagarra expone en este artículo la oscilante actitud que ante su crítica ha mantenido Josep Maria Flotats, en función de si un montaje recibía o no el beneplácito del crítico. Flotats hizo público el miércoles un comunicado en el que, tras una serie de consideraciones sobre la crítica teatral, anunciaba que no actuará si Sagarra se encuentra en la sala.

El actor y director Josep Maria Flotats ha publicado en el diario A vui (26 de noviembre) un comu nicado público en forma de larga carta dirigida a mi persona: "A Joan de Sagarra, en defensa del teatro". En ella, y después de tratarme de amigo -"Amic Sagarra"-, Flotats me tilda de incon secuente, irresponsable, capri choso, paranoico y reventista.

Me acusa de intentar crear un estado de opinión en contra del trabajo que realiza la profesión teatral barcelonesa, de insultar a toda la profesión teatral. De escribir bestieses sobre Alfred de Musset, que, de contar éste con unos herederos, me costarían un proceso, y, en definitiva, de prac ticar un periodismo provinciano de un sensacionalismo barato y anecdótico. Por último, me hace saber que de ahora en adelante renuncia a actuar en presencia de mi persona: "No actuaré en un teatro donde tu estés presen te", dice, "donde sé que no serías bien recibido ni por mis compa fteros de profesión ni por el pú blico que ama el teatro".

Ante una carta tan sorpren dente como inesperada, me pre gunto si Flotats no habrá perdido la memoria o sí su gran talento interpretativo no me habrá ocultado una faceta de su perso nalidad: su falsedad. En cualquier caso, permítame, señor Flotats, que le recuerde algunas cosillas.

El 28 de febrero de 1981 usted debuta como pensionaire en la Comédie Frangaise. Aquel mismo día La Vanguardia, de la que entonces yo era crítico teatral, publica una entrevista mía con usted, la única que aparece en Barcelona. El 1 de noviembre de 1981 el mismo periódico publica otra entrevista mía con usted, a cinco columnas, realizada en la brasserie de la Comédie: "Flotats triunfa en la Comédie Frangaise. El actor catalán aceptaría, bajo ciertas condiciones, ponerse al frente del futuro Teatro Nacional que proyecta la Generalitat de Catalunya". Huelga decir que Flotats, que posteriormente me invitará a ver su Dom Juan en la Comédie, en un palco, con mi amigo Terenci Moix, está encantado con los piropos que le dedico, piropos, merecidísimos, que se volverán a producir cuando Flotats interprete su Dom Juan en el Liceo.Censuras y elogios

El 21 de febrero de 1984 Flotats interpreta y dirige Una jornada particular en el Condal. Mi crítica no es favorable al actor ni al director (véase EL PMS del 23 de febrero de 1984), y Flotats, aprovechando su intervención en un programa de una emisora barcelonesa, se dirige al director de EL PAIS -que no estaba presente .en la emisora- para decirle que .malgasta su dinero empleando como crítico teatral a una persona que no sabe nada de teatro".

El 3 de febrero de 1985 Flotats interpreta en el Poliorama Cyrano de Bergerac. Mi crítica es sumamente elogiosa, su titular -¡Bravo, bravo, bravo! (EL PAISI 5 de febrero de 1985)- es harto elocuente. Flotats y yo volvemos a estar a partir un piñón. Con fecha 21 de mayo de 1985, Flotats me manda una fotografíacon la siguiente dedicatoria: "Per la Cuca [Consuelo de Comínges, mi mujer] i en Joan amb antiga admiració i amistat creixent. Josep María Flotats" ("Para la Cuca y Joan con antigua admiración y amistad creciente"). Al concedérsele el Premio Nacional de Interpretación -por su Cyrano-, nos hace llegar un precioso y espectacular ramo de flores para mi mujer y dos botellas de Dom Perignon, con unas líneas en las que dice que me agradece y responsabiliza del premio (la votación era secreta). Nuestra luna de miel prosigue sin ningún fallo. Para agradecer las atenciones de Flotats, le obsequio con un autógrafo de Edmond Rostand que el autor de Cyrano de Bergerac le mandó a mi padre siendo éste un adolescente. Se lo entrego en casa, una noche en que Flotats es nuestro invitado, diciéndole que, después de su magistral interpretación del personaje de Cyrano, esta tarjeta de Rostand a mi padre -para mí valiosísima- es .;1per a tú". Huelga decir que yo, cuando hablo de Rostand y de mi padre, no suelo hacer bromas y que mi ofrecimiento es, por encima de las normas de cortesía en las que me educaron, un acto de amor y respeto al teatro, a esa profesión que, según palabras de Flotats, yo estoy insultando. Flotats hace enmarcar la tarjeta y la muestra en un programa televisivo de Josep Maria Espinás, reproduciendo al pie de la letra las palabras que yo le dije en mi casa al obsequiarle con el autógrafo de Rostand.

Sigue la luna de miel, nos queremos más que nunca. Un buen día, estando Flotats de nuevo invitado a cenar en casa, hablamos de nuestras respectivas barbas, dificiles barbas. Total que al día siguiente llega un obsequio de la Companyia Josep Maria Flotats: una máquina de afeitar Panasonic, Es 861, de la Matsushita Electronic Trading Co., Ltd. El Floty -perdón, Flotats- me invita al acto de imposición de las insignias de oficial de la Orden de la Legión de Honor que el 24 de octubre de 1986 le entregó el cónsul general de Francia en Barcelona, en el octavo piso del Instituto Francés.

Allí, Cuca y yo nos encontramos de nuevo con los padres de Flotats, a los que el actor nos había presentado ya el día en que en el Poliorama se ofreció la última representación de Cyrano (Cuca y yo recordamos que aquel día la compañía brindó con cava catalán, menos nosotros y Floty, que brindamos, noblesse oblige -la suya, la de príncipe de¡ teatro catalán-, con champaña francés. "¡Encara hi ha classes!" ("todavía hay clases"), dijo nuestro Cyrano (nuestro y de usted, lector, faltaría más, que por eso le pagamos todos).

El 1 de marzo de 1986 EL PAIS publica mi crítica de El despertar de la primavera. Elogiosísima: "Un sueño mágico". Luego viene ese morrocotudo espectáculo, Per un sí o per un no. De nuevo la crítica es excelente; la compañía de Flotats obtiene el premio de la revista Serra d'Or (yo de jurado), y aquella misma noche, la de la concesión del premio, Josep Maria me anuncia que va a interpretar en el Poliorama El dret descollir, al tiempo que me hace partícipe de los piropos que Simone Benmussa, la directora de Per un sí o per un no, ha lanzado aquella misma noche, en la mesa que compartía con Flotats, a la crítica barcelonesa, mejor, según ella, que la de París, como me confirmaría el pasado verano en Avifión mi amigo y compañero Joan Anton Benach.

Se estrena El dret Xescollir y mí crítica no es nada favorable. Entre otras cosas, me sorprende, es decir, critico que un figurinista francés tenga que cortar batas de hospital como si aquí, en Barcelona, no hubiese nadie que pudiese diseñar y cortar tales prendas -¿dónde se encarga sus camisas el señor Pujo¡, en Londres, en Milán?, decía en mi escrito-, y pregunto, y no es la primera vez, por qué Flotats, cuya compañía, cuyo teatro -el Teatre Catalá de la Comédia, el Poflorarna-, que lo pagamos todos los catalanes, no representa textos de autores catalanes y sí una obra del señor Brian Clark que podría perféctamente defenderse, y más con Flotats de tetraplégico estelar, en un local "coniercial", sin necesidad de ser aupada, publicitariamente, con los dineros de todos los catalanes.Oferta

Y así estamos. Desde entonces, Josep María Flotats no ha vuelto a decirme ni pío. Ni Dom Perignon (que regalé a Anita Lizarán; no me agrada el champaña, aunque lo bebo, por cortesía, ante Flotats y sus padres), ni máquinas afeitadoras japonesas (que regalé a mi hijo), ni nada. Espero que Josep Maria Flotats estrene su Lorenzaccio, en el Políorama, y después de leer mi crítica, y en el caso de que ésta sea elogiosa, me mande una caja de ron Saint James.

En cuanto a su amenaza de no actuar frente a mí, es decir, de no dejarme entrar en el Teatre Catalá de la Comédia, es decir, el Poliorama, debo decirle que estoy la mar de tranquilo. Después de leer su carta en el A vui, he llamado al director general de Teatro de la Generalitat, mi buen amigo Jordi Maluquer, y éste me ha dicho que nadie puede ímpedirme el acceso a un teatro oficial, que pagamos todos los catalanes (y, dicho sea de paso, yo he comprado, para mí y para mis amigos y familiares, diversas butacas del Poliorama, en funciones de Flotats, a 1. 100 pesetas la butaca de platea, butacas que la taquillera, una chica simpatiquísima, no me quería cobrar, alegando que, dada la amistad entre yo y Flotats, le iba a caer "una bronca" si no me las ofrecía gratis, sin pagar).

Por último, quiero decir que la carta de Flotats, de la que no he tenido conocimiento hasta las ocho de la tarde del día 25 de noviembre, a través de mi diario, EL PA1 S, ha sido publicada en el Avui, un periódico cuyo editor, Max Caliner, a raíz de hacerse cargo del mismo, me ofreció, durante un almuerzo al que me invitó en el restaurante Agut d'Avignó, un "cheque en blanco" -ésas fueron sus palabras- para que escribiera un artículo diario en su periódico. Demasiada generosidad para un profesional acusado de hacer un periodismo provinciano, un sensacionalismo barato y anecdótico, como diría, como dice, Josep Maria Flotats.

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