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El precio no lo dicta el cliente

La cuestión del precio a pagar es el centro de la diferencia entre Lisboa y Washington sobre la base de Lages y una de las razones por las que se renegociará, en 1988, el acuerdo de 1983, según indicó el presidente del Gobierno autónomo de las Azores, João Bosco Mota Amaral.Lisboa acusa a Washington de no respetar los compromisos financieros asumidos. El presidente portugués, Mario Soares, habló de una deuda de 45 millones de dólares (5.175 nillones de pesetas). Públicamente, los dirigentes lisboetas subrayan que el dinero no es todo, y que se trata de una cuestión de dignidad y de soberanía nacional.

Para un miembro de la misión portuguesa en la OTAN, la acusación de "chantaje" lanzada por Estados Unidos los países del sur de Europa que albergan sus bases, además de insultante, es particularmente injusta en relación a Portugal, que cumplió todas sus obligaciones y que sólo una vez en 36 años rechazó la utilización de Lajes: cuando Washington quiso castigar al régimen libio.

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El fantasma español

Este alto funcionario observa que "no es legítimo" exigir de Portugal, en relación a la defensa conjunta de Occidente, "la actitud meramente pasiva de ofrecer servicios y dejar que sea el cliente quien dicte el precio". El ex ministro socialista de Exteriores Jaime Gama dijo que Portugal ,no quiere contentarse con ser utilizado como un portaaviones" y quiere ser tratado como un aliado, con voz activa a la hora de calcular riesgos, responsabilidades y contrapartidas.

Los socialistas, ahora en la oposición, son los primeros en recordar que la importancia estratégica de Lajes aumentará considerablemente después de la firma del acuerdo EE UU-URSS sobre eliminación de los misiles de alcance medio y de la eventual salida, total o parcial, de los F-16 que el Pentágono tiene estacionados en la base española de Torrejón.

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Crisis potencial

El Departamento de Defensa de EE UU preveía que, por culpa de las bases, 1988 sería un año de crisis potencial para las relaciones con los países del sur de Europa, pero no parecía esperar un endurecimiento de la posición portuguesa. Ese departamento acusa también a Lisboa de atrasar la autorización de la construcción en Almodóvar, en el sur de Portugal, de una estación de radar de rastreo de misiles, que los comunistas portugueses sospechan que está relacionada con la Iniciativa de Defensa Estratégíca.

Los acuerdos de 1984, válidos por 10 años, establecen que, como contrapartida por la utilización de la base de Lajes y las facilidades en los demás aeropuertos y puertos azorianos, EE UU pagará anualmente 80 millones de dólares en ayuda no militar -la mitad de la suma se destina al Gobierno de la región autónoma- y 125 millones en ayuda militar y créditos para la modernización del Ejército portugués. Pero lo acordado se cumplió únicamente en 1985. En 1986 y 1987, Portugal recibió 187 y 193 millones de dólares, respectivamente, en vez de los 205 millones comprometidos.

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