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NUEVO GOLPE CONTRA REAGAN

El espia, el coronel y el fiscal

William Casey.Oliver North.Edwin Meese.

La muerte, el pasado mayo, de quien dirigiera durante seis años los entresijos del espionaje norteamericano, frustró para siempre la posibilidad de investigar aspectos claves del Irangate. El anciano Casey, que murió a los 74 años despues de extirparle un tumor cerebral, se llevó a la tumba muchos de los secretos del escándalo que resquebrajó los cimientos de la presidencia de Ronald Reagan. El periodista Bob Woodward cuenta en su último libro dedicado a Casey que el director de la CIA le confesó poco antes de morir que tenía conocimiento de la operación.Pese a sus desmentidos en los interrogatorios ante la comisión investigadora del Congreso, el informe sostiene que el íntimo amigo de Reagan incitó a Oliver North para realizar la venta de armas a Irán y desvíar parte de los fondos a los rebeldes nicaragüenses. Casey lo negó una y otra vez delante de los legisladores. North se encargó luego de asegurar que el cerebro del espionaje norteamericano mintió. "Hay fuertes razones para creer que Casey estaba implicado en el desvío", reza el voluminoso informe legislativo.

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El informe del Congreso habla de este teniente coronel, de 43 años, como un "fanático" irrespetuoso con la ley. Ollie Rambo North cautivó a su país con sus declaraciones en el Congreso sobre el escándalo del Irangate. Según el informe, él fue el principal protagonista del desvío a la contra nicaragüense de fondos procedentes de la venta de armas a Irán.North, junto a su superior en el Consejo de Seguridad Nacional, el contralmirante John Poindexter, y el fallecido director de la CIA William Casey, son acusados en el informe de realizar secretamente la política exterior norteamericana en violación con los más elementales principios de la ley. Tanto North como Poindexter, sefialan las conclusiones del comité investigador, "no se comportaron con la noción de un país guiado por el estado de derecho". Los dos, añade, fueron las figuras principales de los secretos esfuerzos por vender armas al Gobierno antinorteamericano de Irán en 1985 y 1986 y de apoyar a los contra durante la prohibición del Congreso de concederles ayuda oficial norteamericana.

El informe legislativo sobre el Irangate es particularmente duro con el ministro de Justicia, Edwin Meese, de quien afirma que realizó una inepta y borrascosa investigación inicial por encargo del residente Reagan, cuando estalló hace ahora casi un, año el escándalo del Irangate.El documento habla, al referirse a este polémico y controvertido político de 56 años, que su torpeza en la investigación no sólo no ayudó a esclarecer los hechos, sino que pudo facilitar que el consejero de Seguridad Nacional, John Poindexter, y su segundo, Oliver North, tuvieran tiempo para destruir documentos comprometedores.

Meese declaró en sus comparecencias ante la comisión investigadora que no recordaba lo tratado en ninguna reunión sobre la venta secreta de armas a Irán, aunque sus apuntes demuestran que participó en esas discusiones desde enero de 1986.

William Webster, que fue director de la Oficina Federal de Información (FBI) hasta mayo pasado para ocupar luego la jefatura de la CIA, pidió en noviembre del año pasado que Meese se retirara de la investigación.

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