Álvaro Delgado,o un mayor margen de libertad personal
Con una dedicatoria en homenaje a Enrique Lafuente Ferrari (1898-1985), cuyo retrato preside la muestra, Álvaro Delgado (Madrid, 1922), miembro de la Escuela de Vallecas en su renacida y efímera versión de posguerra y uno de los destacados protago nistas de la llamada Escuela de Madrid, presenta ahora en la galería madrileña Biosca una amplia exposición individual con re tratos, paisajes, bodegones y di versas composiciones inspiradas en el mundo de Goya.Discípulo de Vázquez Díaz, Benjamín Palencia y Pancho Cossío, tres maestros de lujo y, sobre todo, tres personalidades artísticamente abiertas en los durísimos y claustrofóbicos años de la posguerra, a Álvaro Delgado no se le puede achacar falta de escuela, al menos de la escuela en la que se aprende de verdad, que no es nunca la oficial.
Álvaro Delgado
Galería Biosca. Génova, 11. Madrid. Del 10 de noviembre al 12 de diciembre de 1987.
Inclinación temperamental
Pero si el oficio y las buenas maneras vanguardistas de la vieja Escuela de París las desarrolló Álvaro Delgado junto a tan cualificados maestros, es evidente que por inclinación temperamental se iba a marchar por muy distintos derroteros estilísticos, más efusivamente expresionistas que los que fundamentalmente practicaron aquéllos.Cada cual es como es, y Álva ro Delgado, reconociendo esta impronta de su carácter y de su sensibilidad, declara a este propósito, no sin cierta sorna retrospectiva, que "tanto se ha insistido en mi expresionismo, que acabaré haciendo al dictamen bueno".
También señala en el texto, que ha redactado él mismo como presentación de su exposición, que en ella hay algunos cambios formales de cierta relevancia, cambios que afectan al color -ahora, más encendidos y atrevidamente contrastados- y cambios en la gestualidad más vibrante y rompedora, más desenfadadamente ágil
Desde luego, ésa es la manera apropiada de cambiar cuando se llega a ciertas alturas en la vida de un pintor que busca ahondar en lo que es y en lo que puede, y no puede entretenerse en recomponer alteradamente su mundo en función de modas. En este sentido, insiste en lo que han sido sus coordenadas figurativas de siempre, aunque dándose un mayor margen de libertad que resulta particularmente fecunda en el tratamiento pictórico puro, casi abstracto, se podría decir, de ciertas zonas de la composición. A través de ello se descubre, a mi modo de ver, más y mejor al pintor despojado de retórica.
Claro que hay una fuerza temperamental que, desde siempre, empuja a ciertos artistas al énfasis expresivo, y ello no es malo de por sí, y no hace falta enumerar casos para corroborarlo. No obstante, en esos artistas descubrimos aspectos estimulantes al fijarnos en lo que a veces no resulta estruendosamente evidente. Eso, al menos, me ha ocurrido a mí con algunos paisajes de Álvaro Delgado, los cuadros que en esta exposición me resultan más atrayentes.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.