Un soporte de cultura visual
"El calendario es una pieza de comunicación visual que hace del tiempo un diseño", explica Albert Isern, presidente de ADGFAD. Isern es autor de un trabajo sobre los calendarios publicitarios de una empresa catalana, Industrias Gráficas Francesc Casamajor, que fueron diseñados durante los años sesenta y setenta por Tomás Vellvé y se hicieron acreedores de varios premios."El hombre ha tenido muy presente desde siempre el tiempo", dice Isern; "se ha regido por los ciclos de la naturaleza y ha marcado sus fiestas, sus ritos, sus aniversarios... El calendario es una pieza útil, su función es señalizar y definir el tiempo, y hacerlo de una manera gráfica, visualizándolo día a día".
"Desde el punto de vista del diseño, el calendario es un soporte de cultura visual", señala. "En él se han integrado muchas estéticas diferentes, a menudo de vanguardia, de investigación, experimentales". "Por otro lado, como elemento portador de cultura visual, ha cumplido en ocasiones una función sustitutiva importante, la de reproducción de las obras de arte: pensemos en los calendarios kitchs que reproducen obras pictóricas y que antes de la televisión eran la única aproximación en determinados ambientes a esas creaciones".
"Las empresas comerciales descubrieron las posibilidades del calendario. Firmas importantes han desarrollado un esfuerzo económico considerable en ellos porque saben que publicita su imagen día a día y les proporciona un rédito económico". "La exposición de los calendarios Zander permite ver una evolución paradigmática, desde unos principios muy convencionales hasta las últimas aportaciones tecnológicas en el campo del diseño, con acercamientos al mundo del arte y al terreno de las vanguardias, como el op-art, por ejemplo".
Babelia
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