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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Buen cine policiaco

En la actual epidemia de reconstrucciones, más menos al pie de la letra, de películas del cine policiaco del Hollywood clásico, hay de todo, aunque la mayoría es mediocre. Unas veces la tonalidad negra de las películas de esta oleada está cogida por los pelos, y responde a un ejercicio de producción para estar al día. Otras veces, la película es un facilón esfuerzo mimético.Y, finalmente, en unas pocas obras planeadaas con más libertad, se percibe un auténtico ingenio renovador, que extrae de los modelos clásicos savia de hoy, rasgos en los que reconocemos a nuestro tiempo y a sus aires propios. Querido detective es una de estas películas en las que el diseño tradicional no está deformado ni recompuesto parasitariamente, sino acoplado ágil y sagazmente por Jim McBride para un asunto de plena vigencia, en realidad un asunto argumenta¡ permanente.

Querido detective

Dirección y guión: Jim McBride. Estadounidense, 1987. Intérpretes: Dennis Quald, Ellen Barkin. Estreno en Madrid: cines Roxy, Carlos III y (en versión original subtitulada) Dúplex.

Es Querido detective una buena película policíaca. Escapa de los tópicos. Ha sido realizada y producida con solvencia. El espectador cree en lo que ve. Y esto se debe, no únicamente a que bajo el filme hay un guión sólido y un fondo de personajes secundarios lleno de veracidad, sino un juego de actores más que notable, en el que Dennis Quald sale airoso y Ellen Barkin más que eso: convence plenamente, hasta el punto de que nos da la impresión de que estamos ante un proyecto, que todavía requiere fogueo en otros personajes dispares, de gran actriz. Tiempo al tiempo.

McBride combina en Querido detective tres niveles de juego, casi tres estilos diferenciados, bien engarzados gracias a su posesión de un tono unificador, que lima las disparidades. Estos niveles son el documental, el de intriga detectivesca y el erótico.

En el primero, McBride da una lección de como se integra una ficción en un ambiente verosímil. Del segundo se sirve para proporcionar al relato un aridamio que sostiene con firmeza la atención del espectador, atención que crece a medida que la película avanza. Y el tercero, el más convincente, para dar salida en la pantalla a una diáfana y divertida historia de amor, con buenas escenas eróticas incluidas.

No estamos ante una obra maestra, pero si seria y perfectamente compuesta, que merece- distinguirse de la cortedad y el oportunismo que domina en la actual ola de películas policiacas.

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