La Administración y empresarios discrepan sobre la presión fiscal para 1988

Altos cargos de la Administración y representantes del mundo empresarial discreparon ayer sobre las repercusiones del proyecto de Presupuestos del Estado para 1988 en la presión fiscal que deberán sufrir los contribuyentes, durante una reunión sobre política económica y presupuestos organizada ayer tarde por la Asociación para el Progreso de la Dirección.El encuentro fue abierto por el secretario de Estado de Economía, Guillermo de la Dehesa, quien señaló que el Gobierno pretende para 1988 un crecimiento económico con ajuste, con el fin de consolidar la mejora de la coyuntura sin bajar la guardia en la corrección de los desequilibrios básicos.

De la Dehesa añadió que el crecimiento previsto del 4% debe descansar sobre la demanda interna para lo cual las rentas disponibles de las familias crecerán el 7,5%. y las inversiones serán dimiento que registran la importaciones y también por la inversión extranjera, que en 1987 aportará unos 9.000 millones de dólares, el 15% de la formación total de capital fijo.

El secretario general de Presupuestos, Rafael de la Cruz, el secretario general de la Seguridad Social, Adolfo Jiménez, y el director general de Tributos, Miguel Cruz, insistieron en que se reducirá con carácter generalizado la presión fiscal individual del Estado y no se elevará la presión contributiva individual de las cotizaciones sociales, buscando en el reparto de la fiscalidad una mayor equidad y racionalización.

Por el contrario, Antonio Ortega, socio de la asesoría fiscal de Arthur Andersen, defendió que, excepto para niveles de renta muy bajos, la presión fiscal sufrirá un cierto aumento debido a la reducción o desaparición de algunas desgravaciones y como consecuencia de los previsibles aumentos en los tipos de la contribución territorial urbana.