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El XIII Congreso del PCCh se inicia con llamamientos a la reforma y la apertura

Zhao Ziyang proclama el comienzo de la 'vía china' al socialismo

El Partido Comunista Chino (PCCh) está dispuesto a recuperar a marchas forzadas el tiempo perdido desde que Mao Zedong llevó a los comunistas al poder, hace ahora 38 años, y mediante una inédita vía china hacia el socialismo, "impulsar enérgicamente" una profunda reforma de las estructuras políticas del país que acompañe a su irreversible kaifang (apertura) hacia el exterior. Zbao Ziyang, secretario general en funciones y aún primer ministro, abrió ayer en el Gran Palacio del Pueblo el XHI Congreso del PCCh con una valoración altamente positiva, aunque autocrítica, de la labor desarrollada por el partido durante los últimos nueve años, desde el momento en que Deng Xiaoping consiguió hacerse con las riendas de un país hecho añicos por la revolución cultural.

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En su discurso, de dos horas y media de duración, un Zhao seguro y tajante rindió homenaje a "la correcta línea marxista" implantada por Deng, quien ha sabido encontrar "el camino para construir un socialismo con características chinas".Se trata de la primera ocasión ea la que oficialmente se asigna un lugar en la historia a Deng, quien a sus 83 años pretende iniciar gradualmente su retirada de la política activa y que el vacío que su ausencia deje sea cubierto por una dirección colegiada perfeccionada que rinda cuentas periódicamente al Politburó y al Comité Central.

"El socialismo con características chinas es fruto de la integración de la teoría fundamental del marxismo con la obra de modernización de China, es el socialismo científico arraigado en el suelo de la China contemporánea", sugún la definición ofrecida ayer por Zhao, de 68 años, a los 1.936 delegados asistentes al congreso.

China, según sus dirigentes, acaba de adentrarse en la primera etapa del socialismo, pero "debido a que el socialismo chino ha nacido de las entrañas de una sociedad semifeudal y semicolonial y que el nivel de sus fuerzas productivas está muy por debajo del de los países desarrollados", esta etapa primaria será muy prolongada. Nada menos que de un silo, según los cálculos oficiales de las más optimistas, dado el atraso de las fuerzas productivas y el escaso desarrollo de la economía de mercado.

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Empezando a ser socialista

Zhao reconoció ayer que China está tan sólo empezando a ser socialista, que es un país atrasado, pobre, poco poderoso y escasamente democrático e ilustrado. Zhao dibujó la línea fundamental que ha de seguir el partido para construir un verdadero socialismo chino: "Conducir y unir al pueblo de las diversas nacionaliades del país, adoptar la constiucción económica como eslabón central, persistir en los cuatro principios fundamentales, perseverar en la kaifang (apertura) y en la gaige (reforma), apoyarse en sus propios esfuerzos, abrirse camino entre las dificultades y luchar a fondo para hacer de China un país socialista moderno, próspero, poderoso, altamente democrático y civilizado".

La reforma de las estructuras políticas chinas se asienta sobre dos columnas. Si alguna de las dos falla, el edificio se derrumbaría, advierte Zhao. La primera es la necesidad de desarrollar al máximo las fuerzas productivas, incluso mediante la utilización de mecanismos usados en los países capitalistas. La segunda se asienta en los llamados cuatro principios fundamentales, una creación de Deng Xiaoping: el camino socialista, la dictadura democrática popular, el papel dirigente del partido comunista y las enseñananzas de Carlos Marx, Federico Engels y Mao Zedong.

Las tendencias que desde la izquierda y la derecha atentan contra estos cuatro principios fueron criticadas ayer repetidamente por Zhao. "No debemos enfocar de manera fosilizada los cuatro principios fundamentales, porque significaría poner en tela de juicio y hasta descalificar la orientación general de la reforma y la apertura", advirtió a los ancianos izquierdistas. "Tampoco debemos enfocar con actitud liberalizante la reforma y la apertura, porque significaría desviarnos del camino socialista", fue el aviso para los más jóvenes navegantes derechistas.

Separar partido y Gobierno

El objetivo del Partido Comunista Chino es "alcanzar en lo económico a los países capitalistas desarrollados, crear en lo político una democracia aún más elevada y más efectiva que la que reina en esas naciones, y formar más y mejores personas de valía que en ellos". Pero no es tarea nada fácil. Existe una excesiva concentración de poderes, una burocracia rampante y la influencia del feudalismo está lejos de haber sido eliminada.

La primera y fundamental tarea reformista consistirá en separar el partido de la administración gubernamental. "La falta de distinción entre ambas funciones ha rebajado de hecho la posición dirigente del partido y ha debilitado su papel de dirección", advirtió ayer Zhao a los que se muestran más reacios a la hora de perder el control sobre las empresas e instancias gubernamentales. "La falta de distinción entre ambas funciones mantiene id partido tan ocupado que no puede dedicarse a su propia construcción". En segundo lugar se han de transferir, y cuanto antes mejor, más poderes a las instancias inferiores. "Cuanto convenga hacerse en un nivel inferior debe decidirse y ejecutarse en ese nivel". La guerra a la burocracia ocupa el tercer lugar, y la lucha contra la fubai (corrupción), el cuarto en la escala de la kaifang política.

El PCCh, con 46 millones de afiliados, reconoce que existen dos graves problemas en su política de cuadros: la dificultad para que las personas jóvenes se abran paso y la proliferación de prácticas malsanas.

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