Mucho ha cambiado
En una reciente noticia de la prestigiosa revista británica Design, y refiriéndose al London International Forniture Show, podía leerse textualmente la siguiente frase sobre los fabricantes de muebles españoles que exponían allí: "Están [los españoles] constantemente sorprendiéndonos con su capacidad de organización (. ..) No es la visión usual de España (...) Más allá de los estilos tradicionales, había bastantes piezas muy interesantes, muy bien hechas y a buen precio ( ... ) con alto nivel de diseño...". La misma revista dedicará el número del próximo mes al diseño industrial en España. ¿Está España de moda, y con ella el diseño, o algo ha cambiado en los últimos años?En realidad, ha cambiado mucho. En un reciente trabajo de investigación sobre 200 empresas industriales, tanto nacionales como multinacionales, el 95% de las mismas considera al diseño industrial como un elemento fundamental de su gestión. Las razones eran claras: el diseño es clave para la imagen de la empresa, para hacer el producto más competitivo y como factor de innovación. Aunque sólo el 56% de los encuestados reconocía tener una política definida de diseño, esto representa un giro de ciento ochenta grados respecto a la tradicional actitud de gran parte de las empresas. En un estudio similar realizado hace menos de cinco años, sólo el 70% consideraba el diseño industrial como algo importante en su gestión, y menos del 40% tenía lo que vagamente podía parecerse a una política de diseño propia, si bien las razones positivas eran las mismas: imagen, competitividad e innovación, añadiendo que era necesario para exportar.
El cambio producido es cuantitativo y cualitativo. Las empresas que hace unos años invertían fuertemente en diseño lo hacían por motivos prioritariamente internos: el empresario era una persona de sensibilidad que creía firmemente en un producto bien diseñado y que básicamente le gustaba a él. El diseño formaba parte de la cultura organizativa. Los empresarios de las empresas pioneras del diseño en España eran a su vez grandes amantes y consumidores ¿le objetos bien diseñados., valoraban el diseño para ellos y, consecuentemente, para los productos que fabricaban. Lo mismo sucedió en Italia.
Exigencia del mercado
Actualmente, el diseño es un factor exógeno. Se diseña más y mejor porque es una exigencia del mercado. Los productos son tecnológicamente parecidos, pueden ser imitados, pero al mismo tiempo deben diferenciarse. Aquí interviene el diseño. Hay sectores en los que la creación de nuevos productos es una constante.
Lo importante para el desarrollo del diseño en un país es que la cultura del diseño esté arraigada. no sólo en la industria, sino también en la sociedad. Que: el consumidor exija productos bien diseñados. Las empresas españolas se han encontrado, por un lado, mercados exteriores, sobre todo en la CE, fuertemente exigentes en calidad y diseño y menos en precio, que era la tradicional ventaja competitiva española, y por otro, el mercado interior, donde el consumidor español se ha vuelto un comprador más sensibilizado ante el diseño, por un incremento de cultura y por la presencia de otros productos extranjeros.
Afortunadamente, la demanda generada por las empresas se ha visto correspondida por una oferta de diseño, sobre todo en Cataluña, y en menor medida en Valencia, de alta calidad y en cantidad suficiente.
En Cataluña, por su tradición industrial, fundamentalmente manufacturera y de pequeña y mediana empresa, con empresarios sensibles, el diseño industrial tiene profundas raíces, simultáneas a su nacimiento en Europa.
También en Cataluña se han producido fuertes cambios en los últimos años. La estructura de la oferta de diseñadores se ha modificado sensiblemente. Así, hace cinco años, el 66% de los diseñadores no tenía ningún empleado, y sólo un 20% tenía empleado a otro diseñador.
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