'Gringo' Honasan mantiene supresión contra Aquino
El grupo de soldados rebeldes dirigido por él coronel Gregorio Gringo Honasan continúa su guerra de nervios contra la presidenta filipina, Corazón Aquino. El último episodio se produjo en la madrugada de ayer en Manida, con los misteriosos movimientos de una tanqueta blindada, abandonada en el campus de la universidad de Santo Tomás, sin otra consecuencia que llamar la atención de los periodistas convocados para una conferencia de prensa con Honasan.
Honasan y sus hombres, unos 200, fueron acusados de sedición militar el pasado sábado por el tribunal militar que procesa a 68 oficiales y 17 soldados por haber participado en el intento de golpe del 28 de agosto. Según el portavoz de las fuerzas armadas, coronel Óscar Florendo, se prepara un lista con unos 2.000 nombres de soldados y oficiales que también serán procesados por su colaboración en aquel movimiento, que causó la muerte de 53 personas entre civiles y militares.Es probable que el caso de la tanqueta esté relacionado con el hecho de que los rebeldes de Honasan deseen demostrar que siguen activos.
Tanto Aquino como el ministro de Defensa, Rafael Ileto; el jefe del Alto Estado Mayor, general Fidel Ramos; incluso el líder de la oposición, Juan Ponce Enrile, han lanzado diferentes llamamientos a Honasan para que se rinda.
"Conociendo a este grupo, creo que sólo hay una probabilidad entre 10 de que se rinda", afirmó, sin embargo, Ponce Enrile, que intenta supuestamente montar una alternativa constitucional, si los acontecimientos políticos desplazan a Aquino del poder, presionada por los militares, por los ataques de la guerrilla comunista y por las huelgas sindicales.
"Estamos muy lejos de una situación al estilo de Vietnam", afirmó, sin embargo, Aquino en una intervención radiofónica en la que negó que vaya a solicitar apoyo militar a EE UU -que cuenta con dos importantes bases militares en Filipinas- para combatir a la guerrilla comunista del Nuevo Ejército del Pueblo.
Aquino parece estar en vías de recuperar terreno frente a sus adversarios, y no está dispuesta a ceder ni a los intentos desestabilizadores de Honasan ni a las alternativas de gobierno que parecen tramar discretamente Ponce Enrile y el vicepresidente, Salvador Laurel, en su proyecto de resucitar el Partido Nacionalista como fuerza de oposición.
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