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Júbilo en Aldeadávila y Portugal tras la renuncia a la construcción del laboratorio de residuos nucleares

La renuncia del Gobierno a la construcción de un laboratorio de residuos nucleares de alta actividad en la localidad salmantina de Aldeadávila de la Ribera, fronteriza con Portugal, ha sido acogida con satisfacción y muestras de alegría en el país vecino y en las poblaciones afectadas a ambos lados de la frontera. Tanto la Administración portuguesa como los vecinos de la comarca de las Arribes, a la que pertenece Aldeadávila, se habían opuesto al proyecto. Ayer, la decisión del Consejo de Ministros fue festejada con cohetes y champaña.

El Gobierno portugués ha destacado que la renuncia a la construcción del laboratorio nuclear por parte del Ejecutivo español elimina el único contencioso que podía perturbar el ambiente de la prevista cumbre ibérica entre Felipe González y Cavaco Silva, la segunda semana del mes que viene, en Sevilla, informa Nicole Guardiola.

Javier Solana atribuyó el abandono del proyecto de "laboratorio de investigación sobre almacenamiento de residuos nucleares", localizado a escasos kilómetros de la frontera y de la bahía hidrográfica del Duero portugués, exclusivamente a problemas de financiación por parte de la Comunidad Europea, pero Lisboa prefiere ver en la decisión un resultado de las presiones ejercidas por las autoridades portuguesas y por la opinión pública de ambos países.

Sin hacer demasiado hincapié en la supuesta "victoria diplomática" portuguesa, el secretario de Estado del Medio Ambiente, Macario Correia, enalteció la "importantísima" decisión de Madrid y prometió que el Gobierno de Lisboa respondería con igual comprensión y voluntad de buena vecindad al gesto español.

Por su parte, a este lado de la frontera, en la comarca de las Arribes -que ya cuenta con tres centrales hidroeléctricas, y a pocos kilómetros, en Juzbado, con una planta para enriquecer uranio-, la decisión gubernamental se festejó con profusión de petardos, cohetes, campanas al vuelo y champaña, informa María del Mar Rosell.

La emoción cortaba el habla, todavía ayer, a José Carretero, el alcalde de Aldeadávila de la Ribera, localidad donde se han centralizado a lo largo de los últimos meses las protestas de los vecinos de la zona, incluida la retención, el pasado mes de abril, de Luis Calvo Rengel, vicepresidente de la Diputación de Salamanca. Carretero señaló que: "ahora todos tienen que colaborar, hasta Iberduero, en levantar esta tierra, que ni es pobre ni está despoblada, porque todo, hasta el paisaje, es poesía".

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En Aldeadávila "nos enteramos por el parte de las ocho", explica Agustín Andrés, propietario del bar Serrano. "Al principio, nos quedamos todos parados. Nadie se lo creía. Pero luego... venga champaña y botellas. Empezó todo el mundo a reaccionar y salió a la calle. Pero fuimos a decir al alcalde que tocaran las campanas y no nos dejó. Así que hubo tirada de cohetes".

Sólo la Coordinadora Antinuclear del Bajo Duero, formada, por asociaciones de la zona, ha recibido con reservas la noticia, y ha pedido una entrevista con el gobernador civil, Francisco Javier Rodríguez Ruiz, para obtener información exacta y oficial.

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