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Renegociar las bases de EE UU, misión básica del nuevo ministro de Exteriores filipino

La renegociación del acuerdo sobre la presencia de las bases militares de Estados Unidos en Filipinas será la principal tarea del nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Filipinas, Raúl Manglapus, nombrado recientemente por la presidenta, Corazón Aquino, y ratificado unánimemente por el Senado.Manglapus, ex senador y experto en temas de política exterior, aludió recientemente en Singapur a la necesidad de un compromiso entre las dos superpotencias para declarar a Filipinas zona neutral, lo que debería comportar el desmantelamiento de las bases norteamericanas ubicadas a unos 80 kilómetros al norte de Manila, en la bahía de Subic, para instalaciones navales, y en Clark, para actividades aéreas. Simultáneamente, la URSS debería retirar su presencia militar de las bases que utiliza en Vietnam, en la bahía de Cam Ranli y en Danang.

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Ante el contexto estratégico global de la presencia militar de EE UU en Filipinas, otros Gobiernos de la zona parecen inquíetarse del cariz que pueda tomar la renegociación del acuerdo de las bases, cuyo tratado, pactado en tiempos de Ferdinand Marcos, concluirá en 1991. Indonesia, en concreto, desea que el tema se incluya en la agenda de la próxima cumbre de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático, que incluye a Filipinas, Indonesía, Malaisia, Tailandia, Brunei y Singapur), que se reunirá en Manila en diciembre.

Otros países vecinos y no miembros de la ASEAN se interesan también por el futuro de las bases, las mayores de EE UU Fuera de su territorio. Así, Japón, el gran contribuyente financiero en los programas de ayuda al desarrollo para la ASEAN, quiere la continuidad de las mismas, al igual que China, que considera que la presencia estadounidense en Filipinas frena la política de expansionismo de la URSS, representada por las bases soviéticas en Vietnam.

Además del interés multilateral por el futuro de las bases, el Gobierno filipino debe afrontar el tema de éstas en el contexto de la tumultuosa política interior, con continuos rumores de nuevos intentos de golpe militar contra Aquino, en el que el asunto de las bases y, en general, de los intereses de EE UU en Filipinas juegan un importante papel.

Para la izquierda, hay que acabar con la existencia de las bases. Para la derecha y el Ejército, la continuidad de las mismas -con sus 40.000 hombres y su moderno material- son vitales para la seguridad de Filipinas.

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