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Espaldarazo a la paz

Es totalmente cierto, tal como lamentan los irritados norteamericanos conservadores, que hay un largo trecho entre Oslo y Centroamérica. El comité del Parlamento noruego encargado de otorgar el Nobel sabía que estaba corriendo un riesgo al conceder el premio al presidente de Costa Rica, Óscar Arias. Después de todo, el plan regional de paz propuesto por él no se pondrá en marcha hasta el día 9 de noviembre. Sin embargo, el comité ha elegido el momento oportuno, lo que hace que la decisión sea especialmente importante.El premio recae sobre un presidente elegido en una democracia ejemplar cuyos ciudadanos decidieron hace cuatro décadas suprimir su Ejército. El pueblo costarricense se ha ganado este reconocimiento desde hace mucho.

El nuevo acuerdo necesita de todo el apoyo exterior que pueda conseguir. Ni Managua ni la Casa Blanca pueden ignorar la popularidad del plan en una zona que desea vivamente el final de las guerras civiles y un renacimiento económico. El aplauso para el plan, ahora intensificado por el Premio Nobel de la Paz, ejerce presión sobre Nicaragua y frena la campaña norteamericana para renovar la ayuda a la contra.

Ahora Arias contará con un inmejorable púlpito en Oslo para exponer sus puntos de vista, especialmente con vistas a las democracias europeas, cuyo peso es cada vez mayor en Centroamérica.

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14 de octubre

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