Aceleración del proceso de paz centroamericano, según Ellacuría
"El proceso de pacificación en Centroamérica se ha acelerado de forma extraordinaria, aunque aún no se hayan alcanzado todavía resultados concretos y la paz quede aún lejos", declaró ayer a este periódico Ignacio Ellacuría, rector de la universidad Centroamericana de San Salvador, al comentar el acuerdo alcanzado entre el Gobierno salvadoreño y la guerrilla del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN).Ignacio Ellacuría, jesuita español radicado en El Salvador desde que entró el seminario en 1949, considera que el paso dado en las negociaciones de la capital salvadoreña brinda "altas posibilidades" a la consecución del alto el fuego. "Si va a ser total o si va a ser duradero es algo más problemático, como lo demuestra el que no se ha conseguido concretar ya en las conversaciones", afirma el rector de la universidad Centroamericana.
Señala que gracias al acuerdo conocido como Esquipulas 2 "nunca ha habido mejores posibilidades en El Salvador para un alto el fuego" y que en su opinión es un buen arranque para un cese total de hostilidades que dé paso a la pacificación y democratización. Precisa, no obstante, que "será un final difícil, y todavía lo será más aún la participación de todas las fuerzas políticas de la izquierda en la erradicación de las causas del conflicto".
Para Ignacio Ellacuría, las raíces de la guerra hay que buscarlas en la "situación de injusticia estructural generalizada" en Centroamérica, que sitúa la mayoría de la población en condiciones de extrema pobreza; en la militarización de la sociedad, que puede solventarse "primero, con la desarmamentización de la región", para posteriormente reducir a sus justos términos el papel de las fuerzas armadas; y, finalmente, en la intromisión de las potencias extranjeras, que debe acabar para que se logre recuperar la autonomía política de la región.
Salida airosa
Expresa su confianza en que el proceso negociador (que hoy se inicia en Madrid) seguirá adelante en El Salvador y Guatemala si las presiones de las fuerzas armadas, de Estados Unidos o la falta de flexibilidad de la izquierda no lo tuercen.
Con respecto al diálogo nicaragüense afirma que "desde un punto de vista formal y estrictamente técnico, el Gobierno sandinista tiene razón al negarse a dialogar con la contra, una fuerza que no puede ser comparada con la guerrilla salvadoreña o guatemalteca, ya que ha sido organizada y financiada por Estados Unidos para defender sus intereses, que no son los mismos que los de los pueblos centroamericanos". Sin embargo, considera que desde un punto de vista real y pragmático conviene abrir una vía de solución a dicho problema y "brindar una salida airosa a Estados Unidos y la contra". Esa salida puede encontrarse en un diálogo con los antisandinistas, aunque sea indirectamente a través de Gobiernos amigos".
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