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El Gobierno y la guerrilla salvadoreños comienzan una nueva ronda de negociaciones de paz

El Gobierno y la guerrilla salvadoreños se sentaron ayer, a las 13.45, hora local (20.45, hora peninsular española), a una mesa de negociaciones en la sede de la nunciatura apostólica de la capital, bajo la mediación del arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera Damas, con la intención de alcanzar un alto el fuego y lograr poner fin a una guerra civil que en siete años se ha cobrado ya más de 60.000 vidas. El encuentro, que es el tercero que sostienen ambas partes -los anteriores fueron en octubre y noviembre de 1.984-, se vio precedido horas antes por una serie de incidentes que estuvieron a punto de provocar su suspensión.

El obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, portavoz oficial de la reunión, informó que el programa del encuentro fue el siguiente: llegada de las delegaciones a la nunciatura apostólica (primero la rebelde y unos minutos después la gubernamental); luego, en el interior de la sede apostólica, el nuncio, Francisco Benittis, dirigió una oración a ambos bandos; después almorzaron las dos delegaciones, y, seguidamente, comenzó la primera ronda de conversaciones.La llegada de varios de los dirigentes de la guerrilla se retrasó hasta ayer a causa, según uno de sus portavoces, de movimientos de tropas gubernamentales en las montañas del norte de Chalatenango, que dificultaron que los comandantes rebeldes Leonel González y Facundo Guardado, del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), pudieran ponerse en contacto con la delegación de diplomáticos y de la Cruz Roja encargada de escoltarles hasta la capital.

Unificar criterios

En una conferencia de prensa celebrada en la Embaja de España en San Salvador, González y Guardado dijeron haber pedido que se retrasase unas horas el comienzo del diálogo por no haber podido reunirse con el resto de la delegación rebelde y "unificar criterios" antes de reunirse con el Gobierno.

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Las fuerzas rebeldes propondrán que se discutan los 18 puntos que presentó al Gobierno en mayo pasado y que tienen como fin humanizar el conflicto bélico.

La guerrilla llegó a la capital con "buena voluntad y una gran disposición" de encontrar soluciones a su enfrentamiento al régimen a través del diálogo, declaró el presidente del Frente Democrático Revolucionario (FDR), Guillermo Ungo, en una conferencia de prensa.

Ungo se refirió a los problemas de seguridad y de comunicación, que imposibilitaron que la delegación guerrillera llegase el sábado a la capital, y expresó su disposición a "iniciar un proceso de solución política que dé fin a la guerra civil". El líder del FDR no precisó los puntos que se discutirán. Con Ungo llegaron el vicepresidente del FDR, Rubén Zamora, y sus ayudantes Héctor Oqueli y Jorge Villacorta, además de los comandantes Shafic Handal y Jorge Meléndez, del FMLN, que agrupa a las cinco organizaciones guerrilleras.

Los dirigentes rebeldes fueron acompañados desde la capital panameña por los embajadores de España, México, Suecia, Perú y un representante del Gobierno panameño, con el fin de garantizar su seguridad.

La delegación del Gobierno la integran, además del presidente de la nación, el democristiano José Napoleón Duarte, los titulares de Defensa, Carlos Eugenio Vides Casanova; de Planificación, Fidel Chávez Mena; de Comunicaciones, Adolfo Rey Prendes, y Abraham Rodríguez, miembro fundador de la Democracia Cristiana.

Los jefes de la guerrilla expresaron su voluntad de hablar no sólo con el Gobierno de Duarte, sino también con los partidos políticos de oposición y con sectores del país cuyo papel, dijo Ungo, es cada vez más beligerante y activo. No obstante, antes de su partida hacia San Salvador, el comandante Handal declaró en Panamá que habría que esperar a las próximas horas "para ver si verdaderamente el diálogo llega a realizarse".

Shafic Handal aseguró que el problema fundamental para alcanzar un acuerdo es Washington. "El Gobierno del presidente Duarte no tiene capacidad de control de los acontecimientos, porque sus decisiones están supeditadas al Ejército salvadoreño y a Estados Unidos", afirmó.

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