El Gobierno nicaragüense prepara un indulto amplio de presos políticos, según un diputado sandinista

El Gobierno nicaragüense prepara un indulto amplio de presos políticos, que puede incluso alcanzar a guardias somocistas condenados por crímenes cometidos por el anterior régimen, declaró ayer en Madrid un diputado sandinista. Se prevé que la medida se anuncie antes del 7 de noviembre, fecha en la cual deben entrar en vigor los acuerdos de la cumbre Esquipulas 2 sobre pacificación y apertura democrática en Centroamérica, suscritos el pasado agosto en Guatemala por los presidentes de los cinco países de Centroamérica.

Dos miembros de la Asamblea Nacional (Parlamento) de Nicaragua, Humberto Solís, diputado independiente por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), y Eduardo Coronado, del opositor Partido Liberal Independiente (PLI), han viajado a Madrid para participar hoy en un coloquio sobre la Constitución de su país y la crisis centroamericana.En un inusual encuentro conjunto con la Prensa entre un representante sandinista y otro de la oposición política, Solís y Coronado incidieron ayer en el transcendental significado que representan para la región los acuerdos de paz logradas en la cumbre Esquipulas 2.

"Significan un rechazo de la política de injerencia y de recurso a la fuerza, que es el método empleado por la Administración de Reagan", afirmó Solís, diputado independiente por el FSLN. Por su parte, Coronado, del PLI, manifestó que posibilitan que Centroamérica "tenga por primera vez un proyecto de independencia política y económica de Estados Unidos".

Solís subrayó que los sandinistas se han anticipado a los demás Gobiernos centroamericanos en el anuncio de medidas de apertura, como son la reapertura del diario La Prensa y de la emisora Radio Católica, el levantamiento de la censura de Prensa y el establecimiento de un alto el fuego gradual.

Solís declaró que es muy probable que el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, anuncie nuevas medidas liberalizadoras de aquí al 7 de noviembre, en concreto un indulto más generoso, que puede llegar a incluir a guardias somocistas encarcelados: no obstante, descartó el levantamiento del estado de emergencia mientras no cese la ayuda norteamericana a los rebeldes antisandinistas.

Coronado calificó de positivas las medidas de apertura y expresó su esperanza de que la aplicación de los acuerdos de Esquipulas 2 acabe con los defectos de la Constitución en lo que respecta al pluralismo, la economía mixta y el no alineamiento internacional. Dijo también el diputado opositor que confiaba en que el Gobierno indulte antes del 7 de noviembre a 600 de los 2.000 presos políticos que, según él, existen en las cárceles del país desde el triunfo de la revolución. A esa cifra hay que agregar 4.000 miembros de la guardia somocista detenidos tras la caída del régimen de Anastasio Somoza. Sobre la eventualidad de un diálogo con la contra, el diputado del FSLN descartó por ahora que se produzca mientras los insurgentes no accedan a deponer las armas, se acojan a la amnistía y acepten su participación en el diálogo nacional. Para Coronado, la actual situación de bloqueo podría resolverse con la "flexibilidad" del Gobierno sandinista y a través de la mediación de la Comisión Nacional de Reconciliación.

Solís estimó innecesario el adelantamiento del calendario electoral -las elecciones presidenciales y legislativas deben celebrarse en 1990- "Veríamos con buenos ojos el adelantamiento. Una buena prueba para calibrar la fuerza de los sandinistas puede estar en los comicios municipales previstos para el año que viene", opinó, por su parte, Coronado.

Mentís de Ortega

Por otra parte, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, rechazó el lunes toda posibilidad de diálogo, por ahora, entre su Gobierno y la contra. "No existe ninguna posibilidad de que un encuentro o un diálogo se produzca en la recepción que ofrecerá el secretario de Estado norteamericano, George Shultz", dijo el presidente Ortega.El viceministro nicaragüense de Exteriores, Víctor Hugo Tinoco, rechazó a última hora la invitación de Shultz a una recepción en honor de los jefes de las delegaciones latinoamericanas en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Al encuentro iba a asistir también, supuestamente, un dirigente de la contra.