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La Escuela de diseño Eina celebra con una retrospectiva sus primeros 20 años

El centro ha influido profundamente en las últimas generaciones de artistas catalanes

Eina, vint anys d'avanguarda, 1967-1987 (Eina, veinte años de vanguardia, 1967-1987) es el título de la exposición inaugurada ayer en el Palau Robert de Barcelona y que intenta resumir los 20 años de trabajo de esta escuela de diseño que ha marcado profundamente las últimas generaciones de artistas catalanes. La muestra, que permanecerá abierta hasta el próximo 30 de octubre, no pretende tanto hacer balance del pasado como presentar, según afirman sus organizadores, una "Iectura actual" de las experiencias realizadas en diferentes momentos.

La de ayer no fue una inauguración tradicional de una exposición. Varios técncicos se encontraban aún trabajando en el momento de la apertura oficial y ello entraba dentro del programa. Según afirmó el comisario de la exposición, Xavier Olivé, "más que una exposición, pretende ser un aula en la que se va construyendo una exposición".A lo largo de este mes, en las salas de la muestra se desarrollarán varias clases inaugurales de la escuela de diseño: dibujo con modelo, diseño gráfico, grabados, caligrafía, pintura, talleres de maquillaje. Uno de los espacios, bautizado como Còmic en viu (Còmic en vivo), presenta una única viñeta inicial de Enric Sió y Xavier Aguiló y varios paneles en blanco en los que se añadirán en los próximos días los trabajos realizados en las clases de Montesol, Peret, Outumuro, Roger, Mariscal y Cesc.

La parte estable de la exposición, diseñada por Josep Aregall, Màrius Quintana y Anna de Tord, está distribuida siguiendo un criterio cronológico, sin que con ello se pretenda hacer una historia estricta de los 20 años de actividades.

Un Marx 'pop'

El recorrido empieza por un Environament experimental 1967-68 de época hippy: se trata de una recreación actual, realizada por alumnos de la escuela, de la propuesta que en aquella época hizo Carles Riart. En la sala siguiente se muestra un rostro de Karl Marx en clave pop art: el trabajo de un entonces clandestino Equip A es en este caso revisado por un actual Equip 2.Siguiendo esta pauta, van sometiéndose a la reinterpretación histórica los momentos culminantes de la historia de Eina: una sala está, por ejemplo, dedicada al arte pobre de Sílvia Gubern, Angel Jové y Antoni Llena; más allá se encuentra un salón de estar de los primeros años setenta, con su lámpara de papel y sus clásicos desniveles enmoquetados, que recrean los espacios diseñados por el arquitecto Federico Correa; otra sala tiene como argumento central la pintura hipnótica y el kitsch, en recuerdo de la conferencia dada sobre el tema por Gillo Dorfles en 1969; Supercollage, 1973, es un trabajo colectivo que pretende revivir las realizaciones de aquella época de Albert Ràfols Casamada.

Una de las salas de la exposición que despertará mayor interés es la llamada Espai tàctil, 1972: siguiendo las propuestas del body art, que a principios de la pasada década promovió en Eina Lluís Utrilla, en este espacio se agrupan materiales de diferente tacto para que el visitante experimente con ellos. A modo de ironía sobre la propuesta, los comentarios proferidos en dicha sala podrán escucharse, amplificados en un cuarto de baño adyacente.

La inauguración de ayer, de carácter marcadamente lúdico, recordó también una fiesta marina celebrada en 1979, que corrió a cargo de los alumnos de escenografía con música en directo de Agustí Fernández.

Paralelamente a la muestra está prevista la celebración de una serie de conferencias sobre los aspectos más teóricos debatido en la escuela. En el ciclo intervendrán, entre otros, el arquitecto Oriol Bohigas, el teórico Gill Dorfles y el filósofo Eugenio Trías.

Finalmente, ha sido editado un libro, que contiene una historia de la la escuela, desde sus origenes hasta la actualidad, redactada por quién la conoce más de cerca: el pintor Albert Ráfols Casamada, director del centro.

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