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Francia y la RFA preparan el Consejo Militar común para el 25º aniversario de su reconciliación

Lluís Bassets

Los Gobiernos de Francia y de la República Federal de Alemania (RFA) pretenden concluir este año sus negociaciones para crear un Consejo de Seguridad Militar (CSM) común y tenerlo listo para enero del próximo año, cuando se conmemoren los 25 años del Tratado del Elíseo, que selló la reconciliación franco-alemana, según afirmó ayer un portavoz oficial en Bonn. El CSM fue anunciado el miércoles por el presidente francés, François Mitterrand, al finalizar las primeras maniobras conjuntas de los ejércitos de ambos países, denominadas Gorrión Audaz.

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La realización misma de los ejercicios, que han puesto a las tropas de élite francesas bajo mando alemán por primera vez en la historia, y el anuncio de Mitterrand han levantado la inmediata polémica en ambos países, alimentada por las dificultades de colaboración entre dos ejércitos con estrategias de defensa y tradiciones distintas y por los celos y problemas de protocolo originados por unos ejercicios de mayor interés político que técnico.Como un simbolismo destinado a los observadores más escépticos, la solidaridad militar demostrada por Francia con su vecino y aliado se cobró ayer, ya en los movimientos de regreso, tres víctimas mortales: dos soldados de la Fuerza de Acción Rápida, que perecieron al estrellarse un helicóptero de combate anticarro en el que viajaban, y un tanquista, atropellado por su propio vehículo.

Las maniobras, en las que participaron 20.000 carros de combate y vehículos militares, 400 helicópteros y varias decenas de aviones han producido 150 accidentes con 50 heridos, algunos graves, y estos tres muertos. Las indemnizaciones por los daños ocasionados en campos y propiedades se elevan a 1.15 millones de marcos (más de 70 millones de pesetas).

Críticas contra Kohl

Las maniobras han pesado también sobre la política interior de ambos países. El canciller federal Helmut Kohl ha sido criticado por su excesiva atención a este ejercicio en detrimento de las maniobras de la OTAN, celebradas simultáneamente en el norte de Alemania con participación norteamericana. En las críticas a su hospitalidad para los franceses y para Mitterrand se traducen anteriores recelos, en su propia coalición de derechas, por la aceptación de la opción supercero.Las presiones francesas para que no fueran invitados el general norteamericano John Galvin, comandante en jefe de la OTAN, y el presidente de su comité militar, el general alemán Wolfgang Antenburg, han contribuido a enturbiar el clima político que ha rodeado a los ejercicios y que explica el prudente silencio de Kohl ante la locuacidad de Mitterrand sobre las conversaciones franco-alemanas.

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Para Mitterrand, en cambio, las maniobras y el anuncio del Consejo de Seguridad Militar ha sido una ocasión para subrayar su papel como máximo responsable de la defensa y de las relaciones exteriores de Francia y de protagonizar personalmente una iniciativa de trascendencia europea, a siete meses de los comicios presidenciales.

Mitterrand aprovechó la conferencia de prensa del jueves para desmarcarse de las recientes declaraciones de su primer ministro, Jacques Chirac, en las que restó importancia histórica a la eliminación de los euromisiles. "Desde el principio he manifestado mi acuerdo con la opción supercero", afirmó el presidente francés, "y siempre he dicho que era la propia RFA quien debía decidir sobre los euromisiles por su cuenta". "Ahora sería necesario entrar en la reducción del armamento estratégico", añadió.

Pero tanto Kohl como Mitterrand subrayaron el jueves, en previsión de las críticas, que las posiciones estratégicas de ambos países no han experimentado ningún cambio. El primero, afirmando la importancia de la alianza con Estados Unidos y su identificación con la OTAN, y el segundo recordando la posición independiente de Francia dentro del sistema de alianzas occidental.

Mitterrand apuntó, sin reconocerlo, a una modificación de su posición respecto a la seguridad europea que puede contribuir a la remodelación estratégica que se: apunta con el proyecto de Consejo de Seguridad Militar: "El Ejército francés está en una línea definida en tiempos de De Gaulle, detrás de la línea de las fronteras [con el Este]. Yo mismo he dicho que esta situación se podría modificar, acercar algo más la línea sin llegar, sin embargo, a las fronteras. No es el papel de Francia el de estar en la fronteras, pero en cuanto sea necesario acudiremos, como una retaguardia avanzada".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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