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Los mecanismos para frenar la economía no han funcionado

"Aunque hemos hecho más de lo que debíamos para intentar frenar la economía, está claro que no se ha conseguido", señalaba recientemente un alto cargo del Banco de España, quien teme que el aumento de la distancia entre el crecimiento español y el del resto de los países del entorno acabe dejando sentir sus efectos perniciosos sobre la economía española.

Los temores parecen claros. El Banco de España ha tratado, mediante una política de elevación de los tipos de interés más allá de lo que técnicamente parecía aconsejable, frenar el crecimiento de la actividad económica en la creencia de que, más tarde o más pronto, los desequilibrios que se empezaban a apuntar podían poner en peligro un crecimiento sostenido. Tanto en el Ministerio de Economía como en el Banco de España se aceptó que en este año la diferencia entre el crecimiento de las importaciones y de las exportaciones podía compensarse con los ingresos por turismo y, sobre todo, que no importaba demasiado un déficit de la balanza por cuenta corriente dado el nivel de acumulación de reservas que se había producido.

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Por ello se instrumentó una política monetaria restrictiva de altos tipos de interés que provocó situaciones de tensiones de liquidez, pero que. no ha logrado su objetivo final de frenar la tasa de crecimiento económico. En descargo de esta política se señala en medios del Banco de España que si a pesar de los altos tipos de interés el crecimiento económico va al ritmo que se presume, es difícil imaginar qué habría pasado si no se hubieran instrumentado estos elementos restrictivos.

La voluntad, se señala en estos medios, es bajar los tipos de interés a tasas reales más cercanas a las que mantienen el resto de los países industrializados toda vez que el diferencial de inflación de la economía española se viene reduciendo a lo largo de todo el año. Pero, se añade, reducciones bruscas no harían sino alimentar más las expectativas de crecimiento económico y la distancia entre España y el resto de los países no haría sino ensancharse.

Porque lo que preocupa ahora no es ya ni la relativamente más elevada tasa de inflación española ni los posibles desequilibrios de la balanza comercial, que se vienen compensando bastante con los mayores ingresos por turismo que se registran. Los temores se centran ahora, y se deja notar ya en cualquier reunión internacional, en que España no puede crecer de forma continuada el doble de lo que lo hacen el resto de las naciones de la OCDE. "Es verdad que el potencial de crecimiento de la economía española es superior a la media de los países industrializados", se señala en medios económicos de la Administración, "pero una situación como la actual es inmantenible a medio plazo".

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