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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La ficción científica

No puedo menos que brindarles mi apoyo más sincero por la progresiva labor de acercamiento que desde las páginas de su suplemento de Libros están llevando a cabo en el terreno de la ficción científica. Este género era, hasta hace muy poco, dominio cerrado de sus aficionados e ignorado (o menospreciado, que en realidad no es muy distinto) por la crítica general. Desde dentro del gueto hacía tiempo que se clamaba por el reconocimiento de figuras de la talla de Philip K. Dick, John Brunner, Ursula K. LeGuin, J. G. Ballard, Tomas M. Disch, Robert Silverberg y tantos otros, y se soñaba con el día en el que hubiera una atención crítica seria y fundamentada que atrajera nuevos lectores hacia autores que, por desgracia, no siempre han recibido un apoyo efusivo por parte del aficionado medio, defensor de la fantasía científica concebida como mera literatura de entretenimiento.Sin embargo, por mucho que la proliferación de artículos en torno al tema sea digna de elogio, se echa a faltar una toma de postura clara en lo que se refiere al aspecto crítico de dichos artículos. Soy consciente de que muchos comentaristas carecen de conocimientos profundos de la evolución interna de la fantasía-científica como género y de sus aspiraciones (o falta de ellas, según el caso) como forma de expresión literaria. Eso lo comprendo; sólo es cuestión de tiempo que podamos leer artículos más informados. En particular las notas de Jesús Ibáñez, pese a su a veces excesiva carga teórica, me parecen un buen ejemplo de lo que debería pretenderse.

El artículo que me sorprendió enormemente, y que me ha motivado a escribir estas líneas, haciendo hincapié en la necesidad de exigir una política coherente, fue el aparecido en el suplemento de Libros del pasado día 10 de septiembre, firmado por José A. Ugalde. De su lectura se desprende que el señor Ugalde ha emitido sus juicios de valor ateniéndose a criterios extraliterarios; la capacidad de los autores de involucrar emocionalmente al lector en la lectura, por ejemplo, no ha sido tenida en cuenta en ningún momento. Y así, la novela que comenta de Dick es tratada sin ningún tipo de miramientos y, me temo, sus virtudes quedan ocultas al buscar en ella cualidades que su autor no intentaba ofrecer en ningún momento. Dick es un escritor que hay que leer en bloque; no basta conocer El hombre en el castillo y ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? para evaluar la influencia de una obra extensa en la que no hay ninguna novela desaprovechable. La afirmación del señor Ugalde, trasladada al mundo de la novela policiaca, sería equivalente a decir que Gente que llama a la puerta, de Patricia Highsmith, es "una especie de remedo oligofrénico" de las novelas de Hammett.

Ante afirmaciones como esa somos muchos los aficionados y profesionales del género que nos planteamos si en realidad no estábamos mejor dentro del gueto.- Director de los nuevos programas de ficción científica de Ediciones Martínez Roca.

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